LLEIDA
Treinta años ayudando a los vulnerables
Arrels celebra este aniversario avisando de que la cifra de usuarios va al alza y que el 'sinhogarismo' es cada vez “más femenino y más joven”
En 2023 atendió directamente a más de 2.500 personas
La Fundació Arrels Sant Ignasi de Lleida nació en 1994 con la voluntad de acompañar a las personas en situación de vulnerabilidad en la ciudad, ofreciéndoles una atención transversal y promoviendo el inicio de un proceso de cambio. Desde entonces, no ha dejado de crecer e impulsar nuevos proyectos. El Auditori Enric Granados acogió ayer por la tarde una jornada para celebrar los treinta años de historia de Arrels y poner el foco en las retos de futuro para erradicar del sinhogarismo. “Desafortunadamente, el número de personas que atendemos no deja de crecer. En 2023 acompañamos directamente a más de 2.500 personas, que son unas 180 más que el año anterior”, lamentó la directora de la fundación, Rosa Majoral, mientras apuntó que los usuarios que llegan a la entidad se encuentran en situaciones cada vez más precarias y “eso evidencia un aumento de las desigualdades sociales”. Majoral explicó que cada vez hay más jóvenes y más mujeres sin hogar. En este sentido, señaló como grandes caballos de batalla la inserción sociolaboral de las personas sin recursos y su acceso a una vivienda digna, así como una mayor sensibilización por parte de la sociedad.
El acto incluyó una mesa redonda en la que participaron Antoni Milian y Beatriz Fernández, impulsores de la proposición de ley de medidas transitorias y urgentes para hacer frente al sinhogarismo. Por su parte, Marta Trepat, voluntaria que ha estado al lado de Arrels desde sus inicios; y Natàlia Méndez, la que fue la anterior directora de la entidad, repasaron la evolución de la fundación y de sus distintos proyectos. Durante la jornada, que tuvo acompañamiento musical de la mano del grupo Ambdós, también se presentó la exposición Som tres: la lluna, jo i l’ombra que em segueix de Núria Roselló y Alfons de Castro. La Fundació Arrels Sant Ignasi cuenta con centro de día de primera acogida y de intervención socioeducativa para personas sin hogar, un servicio de distribución de alimentos conocido como La Botigueta, viviendas de apoyo para personas con problemas de adicción y un servicio de refuerzo escolar y de educación en el ocio para niños vulnerables, entre otros muchos servicios. Más de 200 voluntarios forman parte de esta comunidad.