Chófer de lujo con acento leridano
Romà Llort, natural de Àger, trabaja desde hace 25 años como conductor privado de clientes prémium en Barcelona
Ha transportado a estrellas como Madonna, Bill Clinton o Cindy Crawford
Hace veinticinco años que el leridano Romà Llort trabaja como chófer privado de clientes prémium en Barcelona. Por su monovolumen de alta gama han pasado ejecutivos, turistas extranjeros con un alto nivel adquisitivo y grandes personalidades de la talla de Madonna, Bill Clinton, Nelson Mandela, Olivia Newton-John, Cindy Crawford o Kevin Costner. Natural de Àger, en 1998 Llort decidió dejar su puesto en el departamento de planificación de Laboratoris Esteve y se embarcó en una nueva aventura profesional tras adquirir una licencia VTC y un Mercedes clase V. La mayoría de clientes son ciudadanos americanos, canadienses y australianos que acuden a la ciudad condal por motivos laborales −para participar en congresos como el Mobile World Congress− o de ocio. En todo este tiempo, también ha trabajado para estrellas del mundo del cine, la música o la política. Una de las que más le marcó fue Olivia Newton-John, la actriz protagonista de Grease que falleció en 2022 a los 73 años. “Yo no sabía que la llevaba porque iba detrás junto a un grupo de cinco o seis personas. Empezaron a tararear canciones y reconocí su voz. Fue muy agradable en todo momento y se interesó por la arquitectura de la ciudad”, recuerda Llort, que no se atrevió a pedirle una fotografía porque “siempre intento ser lo más discreto posible”. La cantante Madonna también dejó huella. “Me llamó la atención todo el dispositivo que montó el ayuntamiento para que la cantante pudiera coger su avión privado. Íbamos a 80 km/h por el arcén en la ronda Litoral, con los coches separados para que pudiéramos pasar, en plena hora punta”. Asimismo, este leridano también ha llevado a grupos de rock como Aerosmith, aunque señala que “intento evitarlos porque tienen un séquito de fans que se abalanzan contra el vehículo y, como autónomo, soy yo quien se hace cargo de los desperfectos que ocasionan”. Durante todo un mes también se convirtió en el chófer privado del rey Salman de Arabia Saudí, que por aquel entonces todavía era príncipe. Llort explica que lo que más le apasiona de la profesión es que “no es nada monótona, ves a gente nueva cada día y practicas idiomas”. Aunque después del parón de la pandemia costó remontar, explica que ahora hay un gran volumen de turistas, muchos de los cuales solicitan desplazarse a la costa de Girona.
VTC tradicionales denuncian que están “asfixiadas” por el reglamento
En Catalunya hay alrededor de mil vehículos de transporte con conductor (VTC) tradicionales y solo unos 300 tiene licencia para trabajar en la ciudad de Barcelona. “No somos taxis”, subraya Romà Llort, que también es el portavoz de la asociación VTC-Gran Turisme Catalunya. El colectivo denuncia que “la administración nos ha metido en el mismo saco que las nuevas plataformas Uber, Cabify o Bolt y nuestra actividad no tiene nada que ver con ellos”, lo que ha comportado una normativa estricta que ahoga al sector. A pesar de tener la autorización del AMB, “cada dos por tres los Mossos y la Urbana nos paran, inspeccionan los vehículos y nos piden la documentación con los clientes dentro”. Todo ello supone “una mala imagen para el turismo de Barcelona, que al final opta por otras ciudades como Madrid para celebrar grandes eventos”.