RELIGIÓN PERSONAJES
El obispo leridano que vive en Japón seguirá allí como misionero al jubilarse
Josep Maria Abella, el obispo leridano de la diócesis japonesa de Fukuoka comunicará el próximo mes de noviembre, tras cumplir los 75 años, su renuncia al papa Francisco. Abella ya sabe cuál será su siguiente paso: “si me sustituyen seguiré como misionero” con dos retos por delante: acercar la Iglesia a los jóvenes japoneses y trabajar con los inmigrantes.
En el país nipón, los católicos solo representan el 0,3% de la población, unas 800.000 personas, aunque estas cifras van en aumento por la llegada de gente de otros países que se unen a las comunidades cristianas. Pese a que la diócesis de Fukuoka es pequeña, cada vez es más pluricultural.
El obispo Abella nació en Lleida en 1949 y, tras cursar estudios religiosos, fue destinado como misionero a Japón en 1969, con solo 24 años. Fue el máximo responsable mundial de los Misioneros Claretianos desde 2003 hasta 2015. Después trabajó para el Gobierno General de los Misioneros Claretianos y en 2015 volvió al Japón como párroco de la Catedral de Osaka. Después, en 2018 fue nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Osaka y en 2020 el papa Francisco lo escogió como obispo de Fukuoka.