Terapia con perros para el autismo

El Hospital Sant Joan de Déu Terres de Lleida estudiará los beneficios de la terapia asistida con perros en menores diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA). El proyecto, financiado al 100% por la firma Forns Enrich, se llevará a cabo durante 2024 y 2025 con más de 120 niños y niñas de 7 a 10 años. El objetivo es impulsar nuevas terapias que ayuden a los pequeños con este trastorno y a sus familias en la gestión de su situación. La dirección científica del estudio irá a cargo del hospital leridano, que desde 2017 está especializado en atención a la discapacidad y la salud mental de menores y adultos. 

El TEA es un trastorno grave del neurodesarrollo que implica deficiencias en la interacción social recíproca y la comunicación social, conductas repetitivas y anomalías sensoriales, además de otros síntomas asociados con la incapacidad de regular las emociones de manera adecuada o alteraciones en el patrón del sueño. Según el Sant Joan de Déu, “aunque hasta ahora se han hecho pocos estudios científicos sobre cómo abordar la desregulación emocional y los trastornos del sueño en personas con TEA, se han hecho algunos ensayos clínicos que evidencian que las intervenciones asistidas con animales tienen efectos favorables. La presencia del perro de terapia favorece la aparición de conductas sociales, potencia las habilidades de estos menores y que expresen más signos de bienestar como sonrisas, más contacto visual con el terapeuta o permitir el contacto físico”. 

El proyecto llega después de que en el primer trimestre de 2023 se llevara a cabo una prueba piloto liderada por Anna Huguet, doctora en Psicología y jefa adjunta del Área de Salud Mental Infantil-Juvenil de Sant Joan de Déu Terres de Lleida. Se estudió en 24 niños el efecto de las terapias cognitivo-conductuales combinadas con terapias asistidas con animales. Tras confirmar la posible efectividad de esta nueva terapia, ahora desarrollará este estudio específico que abordará de forma conjunta las dificultades de regulación emocional y conductual y las alteraciones del sueño. Todo ello con el objetivo de crear evidencias científicas que permitan impulsar nuevas estrategias terapéuticas. También se quiere identificar el patrón del sueño de los menores con TEA.