LLEIDA
Moros i Cristians en paz
Doce años después, la fiesta tradicional de Lleida vuelve a quedarse sin batalla final, también por culpa de la lluvia
Por la tarde, unos 200 'festers' pudieron desfilar, pero sin séquito ni caballos
La meteorología lluviosa de ayer domingo acabó suspendiendo el espectáculo de la batalla final en la Seu Vella de la Festa de Moros i Cristians de Lleida. Por la mañana, el desfile infantil también quedó a medias en plena tormenta. Al menos, las seis comparsas pudieron desfilar por la tarde, aunque sin el séquito festivo, ni caballos ni 'trabucaires'.
No llegó la sangre al Segre. De hecho, nunca lo hace pues la batalla de Moros i Cristians es dialéctica. Pero ayer, ni eso. Los cristianos conquistaron de nuevo la ciudad mora de Larida sin gota de enfuerzo. Las gotas protagonistas fueron las de la lluvia. A última hora de la tarde, la Associació de la Festa de Moros i Cristians anunció a través de las redes sociales lo que todos querían evitar: la suspensión de la batalla en el ‘castillo’ de la Seu Vella ante la previsión de lluvia.
“Lo sentimos mucho, pero es un espectáculo pensado y montado al aire libre y el tiempo no permite hacerlo”, rezaba el comunicado. Eso sí, aseguraba que “el año que viene volveremos” y lo remataba con el lema de esta entidad: “¡Por la Festa y por Lleida, siempre!”. Hacía doce años que la batalla final no tenía que suspenderse. Fue en 2012, cuando el espectáculo tuvo que anularse, entonces por primera vez desde la primera edición a mitad de los años 90. Curiosamente, el año siguiente, en 2013, la lluvia volvió a hacer acto de presencia para deslucir el desfile, aunque al final la batalla pudo librarse. Desde entonces, solo la Covid y el confinamiento frenaron en 2020 el desarrollo de esta fiesta tradicional de Lleida.
Al menos, el desfile de comparsas de la tarde se salvó. El cielo de Lleida dejó un resquicio para que los Musa, Al·leridís y Banu-huds moros y los Anglesola, Urgellencs y Pallaresos cristianos pudieran lucirse ante el público –reducido y paraguas en ristre– descendiendo por la calle Cavallers hasta Blondel y, de allí, hasta la Paeria. Solo estuvieron acompañados por las cinco bandas de música participantes, mientras que el resto del séquito (incluso estaba previsto el desfile de seis caballos) se quedó en casa por seguridad. Por la mañana, la entrada infantil y presentación de bandas también quedaron a medias.