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Alumnos de Barcelona se examinan de conducir en Lleida para reducir esperas

3.548 personas están en la cola en la demarcación y más de 62.000 en Catalunya

Un dels examinats comença la prova de circulació des del passeig Onze de Setembre.

Uno de los examinados empieza la prueba de circulación desde el paseo Onze de Setembre. - QUIM GASSÓ

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QUIM GASSÓ SENTIAS

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La larga lista de espera para el examen práctico del carné de conducir provoca que gente de Barcelona se examine en Lleida para acelerar el proceso. En Ponent 3.548 personas están en la cola, pero en otras provincias la situación es peor. En uno de los últimos exámenes en la capital leridana había 4 alumnos de Barcelona, uno de Olot y dos de Lleida.

“Es un hecho habitual de los últimos años que gente de otras provincias venga a examinarse en Lleida”, señalan en la Autoescola RACC Lleida. “No es el perfil más común de alumnos, pero sí que nos encontramos con estos casos”, añaden desde la Autoescola Sobre Rodes. 

Hasta media decena de centros de formación viaria de la ciudad de Lleida consultados por SEGRE confirman que suelen recibir gente de fuera de la demarcación, la mayor parte proveniente de Barcelona, para presentarse a la prueba de circulación ante los largos plazos de espera en sus poblaciones. La demora también es larga en Lleida, pero menos. Se da la circunstancia de que en una de las últimas jornadas de exámenes celebrada en Lleida había cuatro alumnos de Barcelona, uno de Olot y dos de Lleida, según ha podido saber este diario. 

La denominada “lista de espera” creció hasta las 3.548 personas a finales del mes pasado en la provincia de Lleida, aunque desde la Dirección General de Tráfico (DGT) inciden en que esta cifra incluye a “todos los alumnos que han aprobado la teórica y tienen un plazo de dos años para presentarse a la parte práctica”. Esto engloba a los que deben repetir la prueba de circulación, los que están haciendo prácticas o los que no han escogido la fecha para presentarse, entre otros casos. 

Sin embargo, desde la Federació d’Autoescoles de Catalunya (FAC) muestran su enfado porque la administración trate de ocultar estas cifras. “En la última comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y del director general de Tráfico, Pere Navarro, se escondieron 31.000 de los 62.000 alumnos que hay en la lista de espera en Catalunya cuando son datos que nos dan ellos mismos”, explica el presidente de la FAC, el leridano Raül Viladrich.

La jefa provincial de la DGT en Lleida, María José Soler, asegura que “tenemos los recursos para cubrir las necesidades del territorio y no esperamos incidencias durante el verano”. En los próximos días, se incorporarán tres examinadores nuevos en la provincia y regresará otro que había estado de baja de larga duración. Por contra, se irán dos interinos. Viladrich agradece los refuerzos por parte de la DGT, pero insiste en que no es la solución definitiva. “Aquí solo se tapa un parche con otro, pero no se trata el problema de fondo. Hace falta un plan de choque que permita estabilizar estas plazas con gente del territorio porque el flujo de examinadores es constante”, reclama. 

El presidente de la FAC cree que el hecho de que 23 de los 54 nuevos examinadores de la DGT sean destinados a Catalunya es un síntoma de la gravedad de la situación aquí. En este sentido, Soler defiende que el lugar que se asigna a los funcionarios no tiene por qué coincidir con sus preferencias y que “tienen todo el derecho a poder moverse”.Con la llegada de las vacaciones veraniegas para la mayoría de los estudiantes, las autoescuelas afrontan la época más intensa del año. Muchos alumnos quieren aprovechar para sacarse el permiso de conducir antes de que empiece el próximo curso académico. 

Mientras algunos apuestan por venir hasta Lleida mirando de acortar los plazos, también hay leridanos que optan por moverse a provincias de fuera de Catalunya como Cuenca, con menos carga de solicitantes, para poder examinarse en apenas dos semanas, tal como informó SEGRE el pasado mes de marzo.

Los estudios y el trabajo, claves en la calendarización

Algunos de los alumnos que optaron por examinarse justo antes de que empiece el verano aseguran que tuvieron que esperar pocos días para iniciar las prácticas y, posteriormente, inscribirse a la prueba de circulación. 

Mariona Albà, de Seròs, asegura que “cuando la profesora me vio preparada, me propuso presentarme al examen al cabo de un par de semanas y yo acepté”. Sin embargo, el factor verdaderamente influyente para todos los entrevistados a la hora de escoger los horarios de las clases de la autoescuela fueron sus obligaciones académicas y laborales. 

Laura Ortiz, de Lleida, explica que aprobó la parte teórica el pasado verano, pero tuvo que posponer el inicio de las prácticas hasta el siguiente mes de septiembre porque no iba a estar en la ciudad durante aquellos meses. Una vez las empezó, se encontró con que tuvo que separarlas mucho “porque estoy estudiando fuera de Lleida y solo podía hacerlas los viernes. Cuando había un puente o estaba más días seguidos por aquí, aprovechaba para hacer más clases de golpe”. 

Luis Ángel Oliva, de Almacelles, afirma que también optó por “separar las prácticas para compaginar el carné con el trabajo, pero en un par de meses las pude hacer”. Los tres mostraron un buen aplomo para contener los nervios unos minutos antes del examen, aunque tampoco los quisieron ocultar. Para uno de ellos era la primera vez. Para los otros, la segunda. Pero el deseo fue el mismo: que esta fuera la última.

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