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Un estudio muestra que los socorristas reciben en un día valores de radiación que superan más de 20 veces la dosis segura

Dos socorristas en la playa del Miracle de Tarragona.ACN

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Un estudio del Hospital Clínic muestra que los socorristas de las playas corren un riesgo elevado de exposición excesiva al sol y de quemaduras. Uno de los resultados del estudio es que los socorristas con fototipo II de piel reciben en un día 23 veces la radiación ultravioleta (UV) necesaria para producir eritema -rojez de la piel- por la exposición directa al sol, fuera de la silla de vigilancia. Y a pesar de estar en la silla, en el brazo derecho recibieron 16 veces más de la dosis segura. El estudio, publicado ahora, se hizo en el 2018 con los socorristas de Barcelona y los resultados motivaron el cambio de las sillas de vigilancia por las casetas actuales. “También hay socorristas de piscina o monitores. Hay mucho trabajo por hacer", advierten a los autores del estudio.

La exposición a la radiación ultravioleta se asocia a la incidencia de melanoma y otros cánceres de piel. Se calcula que el 90% de los cánceres de piel se pueden prevenir utilizando una protección solar adecuada, ropa que proteja y sombreros y gorras, así como evitar el sol durante las horas de más incidencia.

"La radiación UV está catalogada como carcinógeno en la misma categoría que el tabaco o el arsénico pero no actuamos socialmente de la misma manera. El conocimiento es, ahora hay que cambiar las actitudes de la sociedad”, ha afirmado la jefa de Servei de Dermatologia del Hospital Clínic, la doctora Susana Puig, en una rueda de prensa este jueves para presentar los resultados del estudio.

Puig, que también es responsable de grupo en el centro de investigación IDIBAPS, ha explicado que el bronceado sólo aparece después de una quemadura. “Nuestro organismo se broncea para defenderse del sol, pero después de quemarse”, ha indicado esta dermatóloga, que ha planteado una situación cotidiana: “Cuando voy a comprar roba, a veces me dicen que me quedará mejor cuando esté más morena. Y yo pienso que me tiene que quedar bien ahora, porque no me verán más morena”.

A pesar de conocerse los riesgos para la salud de una exposición excesiva a la radiación UV, muchos trabajadores al aire libre reciben dosis perjudiciales a la salud. El estudio, publicado en mayo en la revista Actas Dermo-Sifiliográficas, concluyó que los socorristas de las playas de Barcelona no estaban suficientemente protegidos y que la exposición a la radiación UV superaba con los límites de seguridad.

En algunos lugares, la exposición a la radiación ultravioleta B (UVB) era más 16 veces superiores a la dosis eritematosa mínima (DEM) para personas con fototipo II -aquellas que se ponen un poco rojas y después se broncean al exponerse al sol y el tipo, junto con el III, más prevaleciendo entre los socorristas del estudio. La DEM es la dosis de radiación UV necesaria para enrojecer la piel las 24 horas siguientes a la exposición y varía según el tipo de piel.

Los investigadores calcularon que los socorristas de fototipus II que trabajaban de mayo a septiembre con un contrato de 1.000 horas recibieron más de 415 dosis de eritema durante la temporada. El estudio también muestra que, a las 2 del mediodía de los meses de junio y julio, la dosis necesaria para producir un enrojecimiento de la piel se alcanzó en 18 minutos.

En la investigación, realizada en el 2018, se midió la radiación de los socorristas en la silla de vigilancia, con un parasol a la parte superior. Les medidas se tomaron en cuatro lugares diferentes, cada 30 minutos desde las 10:45 h hasta las 19:15 h, durante cuatro días. Se analizaron las dosis recibidas en diferentes puntos, como los brazos o a los pies.

La doctora Monte ha explicado que los resultados, que se entregaron a los sindicatos de socorristas con un informe que elevaron al Ayuntamiento de Barcelona, motivaron hace tres años el cambio de las sillas por un nuevo prototipo de torres de vigilancia, unas casetas, que ofrecen mucha más protección. “Es un estudio que no sólo ha permitido generar conocimiento científico sino que ha cambiado actitudes”, ha recalcado. A pesar de este cambio en Barcelona y que las casetas se encuentran también en otras playas del litoral catalán, hay otros municipios que siguen teniendo sillas.

Puig ha explicado que las empresas que contratan a los socorristas les tienen que facilitar gafas de protección ultravioleta, ropa adecuada y cremas de fotoprotección y que también les programan controles dermatológicos anuales. Ahora bien, la jefa de Servicio de Dermatologia ha advertido que las normativas de los socorristas de piscinas no son “tan claras” y ha añadido que también se hacen muchas actividades al aire libre a las horas del mediodía, con un riesgo tanto para los monitores como para los niños.

Precauciones en la playa, y también en la montaña

Para evitar una exposición excesiva al sol, la doctora Monte recomienda ir a la playa antes de las 11 de la mañana o a partir de las 6 de la tarde durante una hora, con ropa y fotoprotección adecuada al tipo de piel. También ha aconsejado no angustiarse, por ejemplo, si un día se hace un chapuzón en la piscina antes de comer para refrescarse y reducir los efectos del calor. “Cinco minutos y sales. Depende de la hora y el rato. Como más al mediodía, menos rato”, ha resuelto.

Y si se hacen excursiones, también se tiene que vigilar: “La cantidad de radiación es superior a alta montaña. La altura es menos atmósfera que nos protege. Además, la polución filtra radiación, aunque también nos envejece y es sinérgica con la radiación UV. Tampoco quiero decir que sea más seguro un lugar contaminado”.

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