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Les Basses d'Alpicat: un parque icónico para la ciudad que espera poder resurgir sin piscinas
Las obras actuales
Colas para coger el bus en la entrada. Abajo, su estado actual.
El estado actual
Entrada al viejo camping, Ahora, la Paeria prevé que habrá uno nuevo
La afluencia a las piscinas empezó a declinar en los años noventa. Ahora está descartado recuperarlas, aunque habrá dos balsas
El parque contaba con varias piscinas de distintos tamaños y profundidad
El parque de Les Basses d’Alpicat se inauguró en pleno franquismo, y lo hizo en una fecha tan emblemática para el régimen dictatorial como el 18 de julio, en este caso de 1958. Lo promovió el alcalde Francisco Pons, que siempre explicaba que tuvo la idea de reconvertir las antiguas balsas de agua que había en este lugar porque en los fines de semana del verano vecinos de la ciudad se hacinaban literalmente en los trenes que salían desde Lleida hacia la costa.
Y lo cierto es que la iniciativa fue todo un éxito y al cabo de poco tiempo las piscinas de este recinto, al pie de la carretera de Huesca, se convirtieron en el principal centro del ocio veraniego del municipio. No solo recibían a vecinos de Lleida, sino de muchas otras poblaciones, al igual que el camping, que tenía muchos visitantes extranjeros.
Su éxito empezó a declinar en la década de los 90, en gran parte porque comenzaron a proliferar las piscinas privadas y las públicas en diversos barrios. El camping cerró, más tarde también el restaurante y la Paeria acabó clausurando las piscinas, ya muy deterioradas, en 2003.
Después de años en desuso –salvo la pista de atletismo y el área de picnic- ahora el ayuntamiento promueve su recuperación como parque urbano, con su reforestación y mejora en un proyecto que incluye un gran camping en régimen de concesión. Las piscinas, en cambio, han pasado a la historia.