Elena de la Cruz, Mari Carmen del Espíritu Santo o Isabel de l'Eucaristia. ¿Por qué se cambian el nombre las monjas?
Les nueve protagonistas del reportaje de SEGRE de este viernes tienen nombres que llaman la atención: Elena de la Cruz, Mònica M. del Cor Immaculat, M. Magdalena de Jesús, Mari Carmen del Espíritu Santo, Isabel de l'Eucaristia, Eulàlia de l'Infant Jesús y Luz M. de Cristo, M. Luisa del Niño Jesús y Fuensanta del Santísimo Sacramento.
De entrada, podemos decir que no son nombres habituales. Ni modernos (o de los que se ponen ahora). Y mucha casualidad sería que personas con este nombre hayan decidido cambiar de vida y pasar a dedicarla a Dios. No es eso, pero tampoco vamos muy errados. Y es que estos nombres de las monjas tienen que ver con su profesión.
Les Carmelitas Descalzas cambian de nombre al ingresar en la orden, como un signo de de su compromiso con la nueva vida dedicada a Dios. Simboliza la renuncia de su vida anterior y la total entrega a la vida religiosa. Los nombres, por su parte, y como es obvio, tienen que ver con escrituras, santos y momentos históricos vinculados a la religión que profesan.
No todas lo hacen. Depende de la orden y la comunidad en la que ingresen. Las hay que prefieren seguir con el nombre de bautizo, mientras que otras prefieren asignarse un nuevo nombre. Según explica el portal tribunadesantacruz, el cambio de nombre era especialmente común antes del Concilio Vaticano II de 1962. Después de este concilio muchos religiosos decidieron volver a su nombre original.
Con respecto a los nombres, pueden ser vinculados a la Biblia, con nombres como Ester, Maria, Magdalena; pueden ser nombres de Santos, como Josefina; pueden ser palabras latinas, como Charita o Illuminata; o pueden ser nombres étnicos, como Bilhildis o Lwanga.