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La exposición a la contaminación en los primeros años de vida puede tener efectos en la sustancia blanca del cerebro

Los resultados de un estudio de ISGlobal subrayan la importancia de tratar la cuestión como un problema de salud pública

Imagen de archivo de una mujer embarazada.Unsplash

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La exposición a algunos contaminantes, como las partículas finas (PM2,5) y los óxidos de nitrógeno (NOx), durante el embarazo y la infancia se asocia con diferencias en la microestructura de la sustancia blanca del cerebro y algunos de estos efectos persisten a lo largo de la adolescencia, según un estudio liderado por ISGlobal. Los resultados subrayan la importancia de abordar la contaminación atmosférica como un problema de salud pública, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños. Estos resultados se dieron en niños expuestos a concentraciones de PM2,5 y PM10 superiores a los valores máximos recomendados actualmente por la OMS, pero inferiores a los recomendados actualmente por la Unión Europea.

Estudios recientes con técnicas de imagen apuntaban al impacto de los contaminantes atmosféricos en la sustancia blanca del cerebro, que juega un papel crucial en conectar las diferentes regiones cerebrales. Sin embargo, estos estudios eran limitados porque sólo analizaban un punto temporal y no seguían a los participantes durante toda la infancia.

En este caso, se siguió a los participantes durante toda la infancia y se incluyeron dos evaluaciones de neuroimaginería para cada niño. El estudio incluyó más de 4.000 participantes que habían sido seguidos desde su nacimiento como aparte del Estudio Generación R en Róterdam.

  1. El equipo de investigación calculó el nivel de exposición a 14 contaminantes atmosféricos durante el embarazo y la infancia, en función del lugar de residencia de las familias. De 1.314 niños, los investigadores pudieron utilizar datos de dos escáneres cerebrales -uno realizado hacia los 10 años y otro hacia los 14- con el fin de examinar los cambios en la microestructura de la materia blanca.

Efectos que perduran

El análisis descubrió que la exposición a determinados contaminantes, como las partículas PM2,5 y los óxidos de nitrógeno, estaba relacionada con diferencias en el desarrollo de la materia blanca del cerebro. En concreto, una mayor exposición a PM2,5 durante el embarazo y una mayor exposición a PM2,5, PM10, PM2,5-10 y NOX durante la infancia se asociaron con niveles más bajos de una medida denominada anisotropía fraccional, que mide como se difunden las moléculas de agua dentro del cerebro. En cerebros más maduros, el agua fluye más en una dirección que en todas, lo cual da valores más altos para este marcador.

Esta asociación se observó también en el segundo escáner y, por lo tanto, se concluye que persistió a lo largo de la adolescencia. Eso sugiere un impacto a largo plazo de la contaminación en el desarrollo cerebral. Cada aumento del nivel de exposición a la contaminación atmosférica correspondía a un retraso de más 5 meses en el desarrollo de la anisotropía fraccional."Creemosque la menor anisotropía fraccional es el resultado de cambios en la mielina, la vaina protectora que se forma en torno a los nervios, más que en la estructura o el empaquetado de las fibras nerviosas", afirma la investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Michelle Kusters.

Los investigadores apuntan que no se conoce del todo como afectan a los contaminantes atmosféricos a la mielina, pero el efecto podría resultar de la entrada de pequeñas partículas directamente al cerebro o de la producción de mediadores inflamatorios por el organismo cuando las partículas entran en los pulmones. En cualquier caso, eso provocaría neuroinflamación, estrés oxidativo y, finalmente, muerte neuronal, como se ha documentado en estudios con animales.

El estudio también descubrió que algunos contaminantes estaban relacionados con cambios en otra medida de la sustancia blanca, denominada difusividad media, que refleja la integridad de la sustancia blanca y que tiende a aumentar a medida que el cerebro madura. Una mayor exposición a contaminantes como el silicio en partículas finas (PM2,5) durante el embarazo se asoció a una difusividad media inicialmente mayor, que después disminuyó más rápidamente a medida que los niños crecían. Eso indica que algunos efectos de la contaminación atmosférica pueden disminuir con el tiempo.

Endurecer las directrices europeas

La investigadora de ISGlobal Mònica Guxens ha apuntado que a pesar del tamaño de los efectos sea pequeña, eso puede tener un impacto significativo a escala poblacional. En este sentido, ha reclamado unas directrices europeas "más estrictas" sobre la contaminación atmosférica.

En un estudio anterior, Guxens y su equipo demostraron que la microestructura de la sustancia blanca también puede verse afectada por la exposición temprana al calor y el frío, especialmente en menores que viven en barrios pobres.

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