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Este es el electrodoméstico que más consume en el hogar y cómo evitar su despilfarro energético

Imagen de archivo de los principales electrodomésticos de la cocina.Unsplash

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En tiempos donde el ahorro energético es más importante que nunca, identificar los electrodomésticos que más consumen electricidad en el hogar puede ayudar a reducir tanto las facturas como la huella de carbono. Según varios estudios, el frigorífico es, sin duda, el electrodoméstico que más consume energía. Este aparato, indispensable en cualquier hogar, está en funcionamiento las 24 horas del día, lo que lo convierte en un gran consumidor de electricidad, llegando a representar alrededor del 18% del consumo total de energía en una vivienda.

¿Por qué consume tanto?

El frigorífico debe mantener una temperatura constante para conservar los alimentos, lo que requiere un funcionamiento continuo. Además, factores como la antigüedad del aparato, su eficiencia energética o un mal uso (como abrir la puerta constantemente) pueden incrementar su gasto.

Cómo reducir su consumo

Aunque el frigorífico es imprescindible, hay varias formas de reducir su consumo:

Apostar por la eficiencia energética: Si tienes un frigorífico antiguo, considera cambiarlo por un modelo de clase energética A++ o A+++, que puede reducir el consumo en un 30-50% en comparación con modelos más antiguos.

Mantener la temperatura óptima: Ajustar la temperatura a 4-5ºC para la nevera y -18ºC para el congelador es suficiente para conservar los alimentos sin gastar energía innecesaria.

Descongelar y limpiar regularmente: Acumular hielo en el congelador puede aumentar el consumo eléctrico, por lo que es recomendable descongelarlo con regularidad. Además, limpiar las rejillas traseras del frigorífico ayuda a mejorar su eficiencia.

Evitar abrir la puerta innecesariamente: Cada vez que abres la puerta del frigorífico, el aparato tiene que trabajar más para recuperar la temperatura interna, lo que aumenta el consumo.

Colocación adecuada: Ubicar el frigorífico lejos de fuentes de calor como hornos o ventanas con luz solar directa puede evitar que el motor trabaje en exceso para mantener la temperatura.

Otros electrodomésticos con alto consumo

El horno eléctrico es uno de los electrodomésticos que más energía consume, especialmente si se utiliza con frecuencia. Durante su funcionamiento, requiere mantener temperaturas muy altas, lo que demanda una gran cantidad de electricidad. El consumo de un horno puede oscilar entre 800 y 1.500 kWh al año, dependiendo del tipo y uso. Para reducir el consumo, es recomendable aprovechar al máximo el calor residual, evitar abrir la puerta durante la cocción y, si es posible, optar por el horno de convección, que cocina más rápido y de manera más eficiente.

Por su parte, aunque el lavavajillas puede parecer más eficiente que lavar a mano, su uso ineficiente puede provocar un gasto elevado de energía y agua. Los lavavajillas pueden consumir entre 1.200 y 1.500 kWh al año si se utilizan diariamente, especialmente en programas de alta temperatura. Para optimizar su uso, es importante esperar a que esté completamente lleno antes de ponerlo en marcha, usar programas de eco o a baja temperatura, y asegurarse de que el aparato esté limpio y bien mantenido para evitar sobreesfuerzos.

La secadora es otro de los electrodomésticos que puede resultar muy útil, pero es uno de los mayores consumidores de electricidad en el hogar. Puede llegar a consumir entre 2.000 y 4.000 kWh al año, especialmente en modelos antiguos o poco eficientes. Una opción para reducir este consumo es secar la ropa al aire siempre que sea posible o utilizar secadoras de bajo consumo, como las de bomba de calor, que reutilizan el calor generado para secar la ropa de manera más eficiente. Además, centrifugar bien la ropa en la lavadora antes de meterla en la secadora reduce el tiempo de secado y, por tanto, el consumo.

Los calentadores de agua son otro gran responsable del aumento en el consumo energético. Si el sistema es eléctrico y funciona continuamente para mantener el agua caliente, puede consumir entre 2.500 y 3.500 kWh al año. Para reducir este gasto, es recomendable ajustar la temperatura del agua a un nivel adecuado (unos 50-60 grados), instalar temporizadores para limitar el tiempo de funcionamiento y aislar correctamente las tuberías para evitar pérdidas de calor.

Los aires acondicionados y calefactores eléctricos son esenciales en muchas zonas durante el verano o el invierno, pueden disparar el consumo de electricidad si se usan de forma intensiva. El uso del aire acondicionado durante el verano puede representar hasta un 10% del consumo total anual de electricidad en algunos hogares. Optar por sistemas de climatización eficientes, ajustar la temperatura a niveles moderados (entre 24 y 26 grados en verano y 18-20 en invierno) y mantener los filtros limpios puede ayudar a minimizar su impacto en la factura.

Aunque el consumo de energía de los televisores ha disminuido con la llegada de pantallas más eficientes, como las de LED, algunos modelos grandes, en especial las televisiones 4K, pueden seguir consumiendo cantidades significativas de electricidad. Además, los equipos de entretenimiento como consolas de videojuegos, sistemas de sonido y decodificadores, si permanecen en modo "standby", siguen consumiendo energía, un fenómeno conocido como consumo fantasma. Desconectar estos equipos o usar regletas con interruptor puede reducir este consumo innecesario.

Por otra parte, hay que tener en cuenta la plancha. Aunque su uso puede no ser diario, las planchas también tienen un consumo significativo debido a la gran cantidad de energía que necesitan para calentarse. El consumo puede ser de unos 1.000 a 1.500 kWh al año si se utilizan con frecuencia. Para reducir el gasto, es aconsejable planchar toda la ropa en una sola sesión, en lugar de encender la plancha varias veces, y utilizarla a temperaturas adecuadas según el tipo de tejid

La correcta identificación y gestión de los electrodomésticos que más consumen energía en el hogar es fundamental para lograr un uso más eficiente de los recursos energéticos. Adoptar hábitos más sostenibles, como ajustar las temperaturas en los aires acondicionados o secadoras, utilizar programas ecológicos en lavavajillas y lavadoras, o aprovechar al máximo el calor residual del horno, puede tener un impacto significativo en la factura mensual de electricidad. Además, optar por electrodomésticos con certificaciones de bajo consumo, como los de categoría A+++, puede reducir el consumo energético a largo plazo y, con ello, el coste económico y ambiental.

Es importante tener en cuenta que incluso los aparatos con menor consumo individual, como los equipos de entretenimiento o las planchas, pueden incrementar considerablemente el gasto si no se usan de manera consciente. El consumo fantasma, generado por aquellos aparatos que permanecen en "standby", puede parecer insignificante, pero cuando se suma a lo largo del año, representa una parte notable del consumo eléctrico total. Por ello, la implementación de prácticas cotidianas como desconectar dispositivos que no se estén utilizando, invertir en regletas con interruptor o cambiar bombillas tradicionales por LED, puede generar ahorros inmediatos.

Finalmente, adoptar estas estrategias no solo contribuye a reducir las facturas mensuales, sino que también es una respuesta activa a la creciente preocupación por el impacto ambiental. Reducir el consumo energético significa disminuir la demanda de energía, lo que a su vez ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia un futuro más sostenible. Las pequeñas decisiones diarias, cuando se aplican de manera continua, pueden marcar una gran diferencia tanto en el ahorro personal como en la conservación del planeta.

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