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LITERATURA DUELO

Rompiendo los tabús de la muerte

El filósofo y teólogo Francesc Torralba presenta en Lleida 'No hi ha paraules', en el que aborda el trágico deceso de su hijo en un accidente de montaña. Una reflexión sobre el proceso de duelo

La librería Abacus de Lleida se llenó ayer durante la presentación de ‘No hi ha paraules’, de Torralba. - AMADO FORROLLA

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El 14 de agosto de 2023, el filósofo y teólogo barcelonés Francesc Torralba vio como su hijo Oriol, de 26 años, perecía en un accidente de montaña mientras los dos hacían una ruta por los Picos de Europa. De aquella situación tan traumática y dolorosa ha escrito No hi ha paraules (Ara Llibres), su libro “más difícil” en el que se abre en canal para reflexionar sobre el proceso de duelo y romper uno de los grandes tabús de la sociedad actual: la muerte. “Para enterrar a nuestros padres todos estamos más o menos preparados, aunque siempre comporta sufrimiento, duelo y tristeza. Pero para lo que no estamos preparados es para enterrar a un hijo, un proceso contranatura que te transforma, que requiere tiempo y acompañamiento”, asegura Torralba, que ayer presentó su última publicación en la librería Abacus de Lleida. De las primeras cosas que aclara en el libro es el porqué de este relato tan personal. 

“Para mi la escritura es liberadora, una manera de destilar las emociones más difíciles de digerir. Me he pasado la vida diciendo que la muerte no debe ser un tabú y que la tenemos que afrontar. No puede ser que escondamos la cabeza bajo el ala y vivamos de espaldas a la muerte. Tenía que ser coherente y presentar esta cuestión”, explica Torralba, que refleja en su escrito aquel fatídico día y todo el proceso de transformación emocional que conllevó. “Esta ausencia durará hasta que me muera, no la borrará nadie. Siempre echaré de menos a mi hijo. Cada ser humano es único e irremplazable. Lo más valioso no es cuánto tiempo estás en el mundo sino qué haces con el tiempo que te ha sido dado. Mi hijo era muy sociable, tenía muchos amigos y creó una corriente de simpatía muy grande. Así es como quiero recordarlo. Por eso digo que el proceso de duelo no acaba con la aceptación, sino con la gratitud. Gracias por haber existido, por todo lo que nos has dado, por tu luz, tu bondad y tu generosidad. Y lo ideal es decir todas estas cosas en vida porque pensamos que siempre estarán ahí pero no es así”, señala este filósofo, que sostiene que detrás de la muerte de un ser querido hay tres aprendizajes: humildad, compasión y magnanimidad. 

“Aprendes a ser muy humilde. Te das cuenta de que el futuro es incierto, de que no lo controlas y todo se puede ir al traste en menos tiempo del previsto. Si me hubieran dejado escoger yo lo habría dado todo por morir en lugar de él. Pero es irreversible. También te vuelves más compasivo y te pones en la piel del que ha vivido una situación similar. Y por último te vuelves magnánimo. Te das cuenta de que no puedes desperdiciar la vida con menudencias, estupideces, rumores y discusiones innecesarias. Aquello que antes era grande se vuelve muy pequeño”, detalla Torralba, que añade que ha encontrado en la fe un antídoto a la desesperación. Sobre las claves para asumir la pérdida de un ser querido, opina que “hay que comunicar mucho lo que sientes, intentar tener una pequeña comunidad para compartir ese dolor y encontrar recursos para neutralizar la dimensión del sufrimiento”.

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