Un superviviente del trágico bombardeo de 1937 en Lleida: “Caí, me cogí a una viga y quedé enterrado bajo los escombros”
La ciudad conmemora el ataque aéreo de la Guerra Civil que acabó con la vida de medio centenar de alumnos del Liceu Escolar
Jordi Quílez y Manel Sampedro, supervivientes del bombardeo. - M.C.E.
“Por supuesto que todavía recuerdo aquel 3 de noviembre. Tenía 7 años, caí y me cogí a una viga. Quedé enterrado bajo los escombros. En aquellos tiempos de guerra hicimos algunos simulacros en la escuela − para estar preparados por si sonaban las alarmas antiaéreas−. Si aquel día hubieran sonado las sirenas y nos hubieran bajado al sótano, ninguna de las siete u ocho personas que sobrevivimos nos habríamos salvado.
Entre estos supervivientes también se encontraba el maestro Fèlix Mor i Castany, que después de la guerra me preparó para hacer el ingreso en el Bachillerato y acabamos siendo íntimos amigos hasta que le llegó la muerte”, relató Manel Sampedro, exalumno del Liceu Escolar, que también pidió “paz y cordura en este mundo loco”.
El 2 de noviembre de 1937, sobre las cuatro de la tarde, nueve bombarderos italianos arrasaron la ciudad de Lleida y mataron a más de 210 personas, incluidos medio centenar de alumnos y profesores que en aquel momento se encontraban en las aulas del Liceu Escolar. Ochenta y siete años después, la herida sigue abierta para aquellos niños que consiguieron sobrevivir al horror, ‘voces de la memoria’ que todavía recuerdan con detalle el que fue uno de los bombardeos más mortíferos y destructores de la Guerra Civil.
Decenas de personas, entre ellas dos exalumnos del Liceu Escolar que sobrevivieron al ataque − Jordi Quílez y Manel Sampedro− y familiares de otras víctimas ya difuntas como Josep Peiró, Ramon Ortín y los pedagogos Victorina Vila y Frederic Godàs, se volvieron a congregar ayer en la avenida Blondel, frente a la escultura Memòria, Dignitat i Vida de Agustín Ortega, para rendir un sentido homenaje a los fallecidos y supervivientes de aquel fatídico día.
