Mari Carmen, estudiante de catalán de Burgos: «me cuesta, pienso que se reirán de mí»
El Consorci per a la Normalització Lingüística enfrenta desafíos en principales ciudades, mientras Lleida mantiene equilibrio entre oferta y solicitudes
En un panorama lingüístico cada vez más diverso en España, el aprendizaje del catalán ha experimentado un auge sin precedentes en los últimos años. Sin embargo, este creciente interés ha traído consigo desafíos inesperados, especialmente para el Consorci per a la Normalització Lingüística (CPNL), la entidad encargada de promover y facilitar la enseñanza de la lengua catalana.
Desde el año 2015, el CPNL ha visto casi duplicarse el número de matriculados en sus cursos en las comarcas de Lleida, pasando de poco más de 2.200 alumnos a cerca de 4.000 en el último año. Esta tendencia al alza parece mantenerse en el inicio del nuevo curso, con más de 1.400 inscritos en el primer trimestre. De continuar así, se estima que al final del curso 2024-2025 se superarían los 4.200 estudiantes.
Un reto desigual en el territorio
Pero este incremento en la demanda no ha sido uniforme en todo el territorio. Mientras que en Lleida el CPNL ha logrado mantener un equilibrio entre la oferta de cursos y las solicitudes recibidas, otras ciudades como Barcelona, Manresa, Tortosa, Igualada, Vic, Figueres, Terrassa, Sabadell y Girona han enfrentado serias dificultades para absorber el aluvión de interesados.
En Barcelona, por ejemplo, el Sindicat de Manters denunció en redes sociales la casi imposibilidad de inscribirse en los cursos del Consorci, con largas colas presenciales y esperas virtuales. La portavoz del Govern català, Sílvia Paneque, reconoció estas carencias y aseguró que se trabaja en implementar los cambios necesarios.
En contraste, en Lleida las dos jornadas habilitadas para matriculación presencial han sido suficientes para cubrir las 605 plazas disponibles por trimestre, sin dejar a nadie fuera. Además, al tratarse de cursos trimestrales, la espera para quienes no logren inscribirse se limita a unos pocos meses hasta la próxima apertura de matrículas.
Historias de superación y aprendizaje
No todos los alumnos de catalán del Consorci son extranjeros. También hay españoles procedentes de otras comunidades que se animan a aprenderlo. Como el caso de Mari Carmen Monterrubio, originaria de Miranda de Ebro, en Burgos. “Hace 23 años que vine a vivir a Tàrrega, el primer municipio de Cataluña donde me instalé. Lo hice por trabajo; enviaron aquí a mi pareja y, con el tiempo, también a mí. Cuando llegué, ya me apunté a un curso de catalán, pero entonces trabajaba de noche y me costaba asistir en horario de tarde. Ahora me he animado y lo he retomado porque trabajo por la mañana”, explica esta operaria de control de limpieza y calidad en una empresa del sector cárnico.
Empezó en septiembre del año pasado y ahora, en Básico 3, ya está en su cuarto curso trimestral. “Me apunté para aprender la lengua, mantener conversaciones en catalán, sentirme mejor con mis amigos y poder expresarme mejor con mi entorno ya que, después de tantos años viviendo aquí, me sentía un poco rara de no poder expresarme en catalán, aunque lo entiendo a la perfección”, comenta Mari Carmen. “Lo que más me cuesta son los verbos y hablarlo porque me da vergüenza; pienso que la gente se reirá de mí cuando, en realidad, no es así, me ayudan muchísimo”, reconoce.
Por ejemplo, “hace unas semanas nos mandaron deberes: ir a las tiendas de Tàrrega para practicar el catalán y los comerciantes fueron muy amables y estaban dispuestos a colaborar haciéndome preguntas”, afirma. Y añade que “la maestra es muy buena, ¡aunque nos exige mucho!”. Además, tuvo suerte con la matrícula: “No tuve que esperar para apuntarme, me inscribí enseguida.”
Medidas para un "rellançament" del Consorci
Ante esta realidad desigual, el conseller de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, ha admitido la necesidad de un "rellançament" del Consorci para "no deixar ningú fora". Esto implicaría ajustar la oferta de cursos a la creciente demanda, especialmente en aquellas zonas donde las listas de espera se han disparado.
Queda por ver cómo se concretarán estas medidas y si serán suficientes para garantizar que todos aquellos interesados en aprender catalán, ya sean nacidos en España o inmigrados, tengan la oportunidad de hacerlo sin enfrentar barreras o dilaciones excesivas. El reto está sobre la mesa y el tiempo dirá si el Consorci logrará adaptarse a los nuevos tiempos y demandas.