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Experto en periodismo: “los bulos en emergencias como la DANA multiplican el desconcierto y el miedo”

La tragedia por la gota fría en Valencia y otras zonas de España estuvo acompañada de un aluvión de fake news en redes, que aprovechan la incertidumbre para viralizar contenido y desestabilizar, según expertos.

Alejandro Martínez Vélez - Europa Press

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El pasado 29 de octubre de 2024 será recordado como una fecha fatídica, cuando la DANA del siglo arrasó varias zonas de Valencia y azotó partes de Castilla-La Mancha y Málaga. Hasta el momento, se han contabilizado 219 personas fallecidas y aún hay decenas de desaparecidos. Pero a la tragedia provocada por este desastre natural se sumaron, casi desde el principio, las campañas de desinformación. De hecho, la web de Maldita ya ha registrado más de 60 bulos relacionados con esta catástrofe.

Ramón Salaverría, catedrático de Periodismo en la Universidad de Navarra y coordinador del Observatorio Ibérico de Medios Digitales, centra su investigación precisamente en la desinformación. En una entrevista con SINC, analiza los patrones detrás de esta problemática y su impacto en la confianza ciudadana en las instituciones y medios de comunicación. Según Salaverría, este fenómeno se debe a "una cierta espiral de acción y reacción", con agitadores que buscan adeptos o dinero mediante fake news, y una reacción ciudadana de descontento que desarrolla comportamientos basados en ese contenido desinformativo.

"Los desinformadores alcanzan una gran visibilidad que no habrían logrado si hubiese filtros profesionales periodísticos que determinaran qué es noticia y qué no lo es, cuál es una fuente acreditada y cuál no", apunta el experto. Así, personas sin reconocimiento ni especialidad encuentran en las redes un púlpito para expresar opiniones o infundios, a veces incluso con protagonismo dado por algunos medios con bajos estándares profesionales.

En situaciones de emergencia, la desinformación multiplica el desconcierto, el desasosiego y el miedo en la ciudadanía. Además, "promueve comportamientos irresponsables que a veces llegan a ser violentos, como los ocurridos en la visita de los reyes, el presidente del Gobierno y el de la Generalitat Valenciana a Paiporta", uno de los municipios más afectados, señala Salaverría. Otros ejemplos de movilización violenta por desinformación son la toma del Capitolio en EE.UU. tras la derrota de Trump o los incidentes en el Palacio Presidencial de Brasil un año después.

Entre los patrones comunes de desinformación observados durante la DANA y la pandemia de covid-19, destaca el aprovechamiento de la zozobra ciudadana para extender teorías conspirativas contrarias a la ciencia o los datos objetivos. "Tienden a sustituir la evidencia y los datos por las emociones. Suplantan a los expertos por embaucadores o personas que buscan notoriedad pública", indica el investigador. Falsos médicos y enfermeros en la pandemia, y ahora supuestos expertos en meteorología, agricultores o personal de emergencias difundiendo falsedades.

Salaverría identifica distintas motivaciones detrás de la difusión de desinformación en estas situaciones. Por un lado, una finalidad ideológica de los populismos para ganar adeptos extendiendo el odio y el miedo. También individuos que ven una oportunidad de aumentar su notoriedad como influencers buscando réditos económicos. Y organizaciones que se venden al mejor postor, como cuentas de India que difundieron mensajes políticos sesgados sobre Valencia, evidenciando una estrategia para obtener beneficios.

Para combatir eficazmente la desinformación en futuras crisis, el experto recomienda máxima transparencia informativa de las instituciones, con una estructura de comunicación que incluya a la AEMET y confederaciones hidrográficas para ofrecer información completa y actualizada. También exigir a las plataformas digitales transparencia en sus algoritmos y presentación de contenidos, ya que "presentan de manera sistemática información falsa y sesgada porque ese tipo de contenido tiene una altísima tasa de interacción y eso les da beneficios". Además, un mejor etiquetado de la información falsa o inexacta, obligando legalmente a identificar las falsedades para los usuarios.

Finalmente, Salaverría apunta que el periodismo profesional debe establecer protocolos de verificación y rectificación, reflexionar sobre sus fortalezas y debilidades, y evitar la relajación en la admisión de contenidos sin adecuada verificación. Rectificar con claridad los errores contribuiría a reforzar la credibilidad de los medios ante la desinformación.

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