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Estas son las carreteras más peligrosas de Cataluña

El RACC alerta de que la probabilidad de que se produzca un siniestro grave es cuatro veces mayor en carreteras convencionales

Imatge de les obres de construcció de l’autovia A-2 al seu pas per Anglesola l’abril del 1994 i la mateixa vista en l’actualitat.

Imagen de archivo de la autovía A-2. - SEGRE

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El último informe iRAP del RACC, que analiza las carreteras catalanas durante el trienio 2021-2023, pone de manifiesto un aumento del 5,7% en el índice de riesgo vial, que mide la probabilidad de sufrir un accidente grave o mortal. Este incremento se produce después de una década de reducciones sostenidas en la accidentalidad. El cambio se debe a un aumento del 14% en los accidentes graves o mortales, mientras que la movilidad sólo ha crecido un 8% en el mismo periodo. Eso evidencia que, a pesar de los esfuerzos en seguridad vial, algunos tramos siguen presentando peligros notables, especialmente las carreteras convencionales.

Les carreteras con más riesgo

Les carreteras convencionales, aquellas que no están desdobladas, destacan como las más peligrosas. En estas vías, la probabilidad de sufrir un accidente grave es cuatro veces superior con respecto a las carreteras con doble carril. Según el informe, un 24% de los 6.300 kilómetros analizados de la red vial catalana tienen un riesgo alto o muy alto de accidente grave o mortal.

Tramos especialmente peligrosos:

Arrebatamiento (BP-1417): Esta vía, que conecta Barcelona con Sant Cugat, lidera el listado de carreteras más peligrosas. El 100% de los accidentes graves registrados entre 2021 y 2023 en este tramo han implicado motocicletas. A pesar de las intervenciones realizadas, incluyendo la instalación de separadores de flujos y cunetas trepitjables, sigue siendo un punto crítico.

Otros tramos destacados:

  • T-314, entre Cambrils y Reus
  • B-502, entre Vilassar de Mar i Argentona
  • BV-5001, entre Martorelles y Vilanova del Vallès
  • TP-7225, entre Reus y El Morell
  • GI-64, entre Torroella de Montgrí y L'Estartit
  • BP-2151, entre Sant Sadurní d'Anoia y Sant Pere de Ribes
  • GI-643, entre Torroella de Montgrí y Parlavà
  • BV-1201, entre Olesa y Castellbisbal
  • GI-673 y GI-674, entre Caldas de Malavella y Llagostera.

Estas vías concentran buena parte de los siniestros graves, hecho que las convierte en prioridades para futuras intervenciones de seguridad vial.

Les zonas con más accidentes

Otro dato preocupante del informe es la concentración de siniestros en puntos específicos de la red. El enlace de lo A-2 con lo AP-2, la B-20, la B-10 y la C-32 vuelve a ser el tramo con más accidentes registrados. En este punto lo acompañan zonas como la C-58, entre Cerdanyola y Barcelona, y el Nudo de la Trinitat. Más de la mitad de los tramos con más accidentes se encuentran en el área metropolitana de Barcelona, una zona con densidades de tráfico muy elevadas.

Les motos, las más afectadas

Uno de los aspectos más destacados del informe es la implicación de motocicletas en los accidentes graves o mortales. Les motos, a pesar de representar sólo un 2,4% de la movilidad total, están involucradas en el 45% de los accidentes graves. Este dato revela la vulnerabilidad de este tipo de vehículos y subraya la necesidad de medidas específicas, como mejoras en las infraestructuras y campañas de concienciación.

También se ha constatado un incremento sostenido de los accidentes en bicicletas, que han aumentado un 75% desde el 2013.

Les carreteras más seguras

No todo son malas noticias. Tramos como la C-25 (Gurb-Calldetenes) y la A-7 (Vandellós-Cambrils) se encuentran entre las carreteras más seguras de Cataluña. Estas vías, a pesar de tener un volumen elevado de tráfico, no han registrado ningún accidente grave o mortal en los últimos tres años.

Nuevos planes para reducir la siniestralidad

Les autoridades trabajan para implementar nuevas medidas de seguridad vial. Entre las acciones previstas está el uso del carril Bus VAO para motocicletas en tramos como la B-23 y la ampliación de los sistemas de velocidad variable en vías como la AP-7, donde el control de velocidad ya ha mostrado resultados positivos. También se priorizan inversiones en carreteras convencionales para mejorar las condiciones y reducir la siniestralidad.

Este informe destaca la necesidad de redoblar esfuerzos por alcanzar los objetivos de la Visión Cero: eliminar las víctimas mortales en las carreteras en el 2050 y reducirlas un 50% antes del 2030. A pesar de las mejoras, los nuevos desafíos, como el aumento de la movilidad y el incremento del uso de motocicletas, hacen imprescindible una acción decidida y coordinada.

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