Un niño de Lleida lleva cinco años sin cortarse el pelo para donarlo a enfermos de cáncer
Lex, de 11 años, dirá adiós el lunes a su melena porque “quería ayudar a la causa”, asegura
Con tan solo seis años, Lex le dijo a su madre que quería empezar a dejarse crecer el pelo. Pero lo que él tenía en mente no eran unos pocos centímetros, sino que pretendía dejarse una larga melena por una buena causa: donarla a Afanoc (Associació de Nens i Nenes amb Càncer) con el objetivo de elaborar pelucas para pequeños pacientes oncológicos. Desde entonces, han pasado cinco años y Lex (Alexandre) Tomàs Martínez, vecino del barrio de Cappont de Lleida, cursa sexto de Primaria. A día de hoy, su pelo ya supera los 35 centímetros de largo y ha tomado la decisión de cortarlo el próximo lunes para donarlo. Para dar este importante paso, Lex acudirá a Mata Campaña, la única peluquería de la ciudad que gestiona la donación solidaria de cabello para niños con cáncer. “Cuando lo consultamos con Afanoc, nos redirigieron allí”, asegura Rosana Tomàs, la madre de Lex.
Pero, ¿cómo llega un niño tan pequeño a tomar una decisión como esta? Todo empezó unos cuantos años atrás, cuando Lex y su familia visitaron la sede de Afanoc y lo que vio impactómucho al pequeño. Más tarde, recuerda que vio a su madre en casa hacer lazos rosa y le preguntó para qué eran. “Me dijo que eran para el cáncer de mama y decidí que yo también quería aportar mi granito de arena para ayudar a niños con cáncer”, recuerda Lex.
De hecho, su madre, Rosana, afirma que cuando se lo propuso “intenté convencerle de que no lo hiciera”. “Hasta le insistí en dar dinero en lugar de su cabello, pero él mismo me respondió: si todo el mundo da dinero y nadie da su pelo, ¿cómo se van a hacer las pelucas?”, añade. Así fue como Lex logró convencer a su familia. Sin embargo, a Rosana aún le quedaban ciertas dudas: “Como madre, temía que se pudieran meter con él por tener melena”, reconoce. Así, cuenta que “en la calle, la gente a veces lo confunde con una niña, aunque lo hacen sin malicia”. A Lex eso no le importa, “les digo que soy un niño y no pasa nada”, asegura. y añade: “los niños que no tienen pelo ya sufren burlas, por eso, a mí me daba igual que se pudieran reír de mi pelo”. En realidad, “en cinco años, ningún amigo o conocido jamás se ha metido con él”, subraya Rosana. Es más, un par de compañeros de clase de Lex se animaron a imitarle.
Argumentos claros
También es el caso del padre del pequeño, Santi Martínez, que se unió a la causa en 2020, “cuando llegó el confinamiento y las peluquerías no podían abrir”. Fue Lex quien le convenció. Tras vivir la experiencia de tener el pelo largo, ambos están de acuerdo en que “es muy molesto peinarse, desenredarlo, aguantar el calor que da durante el verano y secarlo con secador durante el invierno; pero lo sobrellevamos con paciencia”, aseguran. “Ha habido momentos en que he echado de menos llevar el pelo corto, pero he aguantado porque tenía claro que había que seguir adelante”, señaló Lex. Ahora, el chico no está nada nervioso por ir a la peluquería, después de tanto tiempo. “Tendremos todas las vacaciones de Navidad para acostumbrarnos a nuestro nuevo reflejo en el espejo”, apunta Santi.