Asocian este hábito alimenticio a un mayor riesgo de demencia
Un estudio revela que el consumo frecuente de cierto tipo de carne se asocia con un mayor deterioro cognitivo y Alzheimer en España y el mundo
Un reciente estudio publicado en la revista Neurology ha encendido las alarmas en España y el mundo al revelar que una dieta rica en carne roja procesada se asocia con un mayor riesgo de desarrollar demencia. La investigación, liderada por expertos de la red de hospitales Mass General Brigham, la Universidad de Harvard y del Broad Institute en Estados Unidos, sugiere que este hábito alimenticio podría tener un impacto significativo en la salud cerebral a largo plazo.
El equipo analizó los datos de 133.771 participantes con una edad media de 49 años, de los cuales 11.173 fueron diagnosticados con demencia hasta 43 años después. Los investigadores se centraron en la dieta de los participantes, quienes llevaban un diario alimentario cada dos o cuatro años, registrando lo que comían y con qué frecuencia. La ración típica de carne roja se fijó en 85 gramos.
Los resultados del estudio son alarmantes: las personas que consumían una media diaria de un cuarto o más de una ración de carne roja procesada (aproximadamente dos lonchas de beicon, una y media de mortadela o un perrito caliente) tenían un riesgo un 13% mayor de desarrollar demencia, en comparación con aquellos que comían menos de una décima parte de una ración diaria. Estos hallazgos se mantuvieron incluso después de tener en cuenta factores clínicos, demográficos y de estilo de vida, como el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de demencia.
La carne roja no procesada también bajo la lupa
Aunque el estudio se centró principalmente en la carne roja procesada, los investigadores también analizaron el impacto de la carne roja no procesada en el riesgo de demencia. Sin embargo, al comparar a las personas que comían de media menos de media ración al día con las que comían una o más raciones, no encontraron diferencias significativas en el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Es importante destacar que la carne roja procesada, como el beicon, los perritos calientes, las salchichas, el salami y la mortadela, tiene un alto contenido en grasas saturadas. Estudios anteriores han demostrado que este tipo de grasas aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 y de cardiopatías, ambas relacionadas con un deterioro de la salud cerebral, según recordó Dong Wang, del Mass General Brigham y uno de los firmantes del estudio.
El deterioro cognitivo subjetivo en el punto de mira
Además de analizar el riesgo de demencia, el estudio también midió el deterioro cognitivo subjetivo en otro grupo de 43.966 participantes con una edad media de 78 años. Estos participantes realizaron encuestas sobre su memoria y capacidad de pensamiento dos veces durante el estudio. El deterioro cognitivo subjetivo hace referencia a una persona que informa de problemas de memoria y pensamiento antes de que cualquier deterioro sea lo suficientemente importante como para aparecer en las pruebas estándar.
Los resultados mostraron que los participantes que comían una media de 0,25 raciones o más al día de carne roja procesada tenían un riesgo un 14% mayor de ese deterioro en comparación con los que comían una media de menos de 0,10 raciones al día. Además, los que tomaban una o más raciones de carne roja no procesada al día tenían un riesgo un 16% mayor de deterioro cognitivo subjetivo en comparación con las que consumían menos de media ración al día.
Posibles mecanismos detrás de la relación entre la carne roja y la demencia
Los investigadores continúan estudiando los factores que relacionan la carne roja con el riesgo de demencia, especialmente los relacionados con el microbioma intestinal. El óxido N de trimetilamina (TMAO), un producto de la descomposición de la carne mediada por bacterias, puede aumentar la disfunción cognitiva debido a sus efectos sobre la agregación de amiloide y tau, proteínas implicadas en la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la investigación en este campo aún es limitada.
Además, el contenido en grasas saturadas y sal de la carne roja también puede perjudicar la salud de las células cerebrales, según recuerda el Mass General Brigham. Estos hallazgos destacan la importancia de considerar alternativas más saludables a la carne roja procesada en nuestra dieta diaria.
Alternativas saludables para reducir el riesgo de demencia
La buena noticia es que el estudio también ofrece alternativas para aquellos que deseen reducir su consumo de carne roja procesada. Según los investigadores, sustituir la carne roja procesada por fuentes de proteínas como los frutos secos, las legumbres o el pescado puede disminuir el riesgo de demencia en aproximadamente un 20%.
Los datos muestran que sustituir una ración diaria de carne roja procesada por una de frutos secos y legumbres se asoció con un riesgo un 19% menor de demencia. En el caso de cambiarla por pescado, el riesgo fue un 28% menor. Estos hallazgos sugieren que pequeños cambios en nuestra dieta pueden tener un impacto significativo en nuestra salud cerebral a largo plazo.
Este estudio aporta nuevas evidencias sobre la relación entre la dieta y el riesgo de demencia, destacando el papel de la carne roja procesada como un factor de riesgo importante. Aunque se necesitan más investigaciones para comprender completamente los mecanismos subyacentes, los hallazgos sugieren que limitar el consumo de carne roja procesada y optar por alternativas más saludables, como los frutos secos, las legumbres y el pescado, podría ayudar a proteger la salud cerebral a medida que envejecemos.
Es importante recordar que la dieta es solo uno de los muchos factores que pueden influir en el riesgo de demencia. Otros aspectos del estilo de vida, como la actividad física regular, el compromiso social y el mantenimiento de una buena salud cardiovascular, también desempeñan un papel crucial en la prevención del deterioro cognitivo. Adoptar un enfoque integral para la salud del cerebro, que incluya una dieta equilibrada y hábitos de vida saludables, puede ser la clave para reducir el riesgo de demencia y mantener una mente aguda en la vejez.
Este estudio destaca la importancia de ser conscientes de lo que comemos y cómo puede afectar a nuestra salud cerebral a largo plazo. Al hacer elecciones alimenticias más saludables y equilibradas, podemos dar un paso importante hacia la protección de nuestro cerebro y la prevención de enfermedades neurodegenerativas como la demencia.