Así afecta el frío a personas con artrosis y los consejos para aliviar los síntomas
El frío y la humedad agravan el dolor articular y afectan a más de 7 millones de personas en España. Expertos destacan la importancia de la prevención, terapias regenerativas y medidas para proteger a los grupos más vulnerables
Unsplash.
Con la llegada del invierno, muchas personas con artrosis experimentan un aumento significativo en los síntomas que afectan sus articulaciones. Aunque el frío no causa directamente enfermedades reumáticas, sus efectos sobre los músculos y articulaciones vulnerables pueden intensificar el dolor y la rigidez, agravando una dolencia que ya afecta a más de 7 millones de personas en España y a 600 millones en todo el mundo, según la Sociedad Española de Reumatología (SER).
Artrosis: una enfermedad en crecimiento
La artrosis, una afección degenerativa que deteriora el cartílago articular, afecta a casi el 30 % de los españoles mayores de 40 años, pero cada vez se detectan más casos en personas jóvenes. Esta tendencia se atribuye a la detección precoz y a ciertos factores como la práctica de deportes de alto impacto. Las cifras globales indican un desafío sanitario creciente, que requiere medidas efectivas para abordar tanto el tratamiento como la prevención.
Cómo afecta el frío a las articulaciones
Durante los meses fríos, el malestar se intensifica debido a la contracción muscular y la rigidez que provoca el frío y la humedad. También influye la alteración de la viscosidad del líquido sinovial, que aumenta la inflamación en las articulaciones. Estos cambios exacerban los síntomas habituales de la artrosis, como dolor, rigidez y, en casos avanzados, deformidades.
Sin embargo, el frío no es el causante de la enfermedad, sino un factor que agrava sus efectos. Esta intensificación se debe en parte a la hiperalgesia al frío, un fenómeno que incrementa la sensibilidad al dolor en condiciones gélidas.
Tratamientos y recomendaciones para mitigar los síntomas
Desde la SER, se enfatiza la importancia de las terapias regenerativas, como tratamientos con agentes biológicos y células madre, que no solo alivian los síntomas sino que pueden modificar el curso de la enfermedad. Además, se ofrecen consejos prácticos para reducir el impacto del frío en las articulaciones:
- Mantener los interiores libres de humedad.
- Vestir ropa que proteja las articulaciones.
- Seguir una dieta antiinflamatoria y mantener un peso saludable.
- Hidratarse adecuadamente.
- Practicar ejercicio moderado de forma regular.
Impacto del frío en la salud general
El frío intenso no solo afecta a las personas con artrosis, sino que tiene un impacto amplio en la salud pública. Las bajas temperaturas pueden debilitar la respuesta inmunitaria, aumentar la incidencia de infecciones respiratorias y agravar enfermedades crónicas como patologías cardíacas y pulmonares. También se ha vinculado el frío extremo con problemas de salud mental, incluyendo un aumento de casos de depresión y ansiedad.
Además, se observan efectos indirectos como accidentes de tráfico y caídas por hielo, o intoxicaciones por el uso de braseros y estufas mal ventiladas.
Grupos vulnerables ante el frío
El frío afecta especialmente a ciertos grupos de población:
- Mayores de 65 años, debido a una menor capacidad termorreguladora.
- Personas con enfermedades crónicas como diabetes o patologías cardiovasculares.
- Mujeres gestantes, recién nacidos y lactantes, más sensibles a las bajas temperaturas.
- Personas en situación de pobreza o exclusión social, especialmente aquellas que viven en viviendas mal aisladas o que sufren pobreza energética.
La Sociedad Española de Reumatología y otros organismos subrayan la importancia de la prevención, la detección temprana y la atención a los grupos más vulnerables. Con el incremento de las temperaturas extremas y la creciente incidencia de enfermedades como la artrosis, es esencial implementar políticas públicas que aborden tanto las necesidades sanitarias como los determinantes sociales de la salud en invierno.
