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Deja de lavar la ropa a 40°C: los expertos explican el porqué

Lavar a temperaturas más bajas ahorra energía y prolonga la vida de la ropa, según los especialistas Descubre los beneficios de lavar a 30°C o incluso a 20°C

Una lavadora.

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Cada vez más especialistas en cuidado de la ropa y eficiencia energética advierten sobre los inconvenientes de lavar a 40°C, una práctica común en muchos hogares. Aunque esta temperatura parece la solución ideal para ciertos tejidos, estudios recientes demuestran que es posible obtener los mismos resultados, e incluso mejores, con temperaturas más bajas.

El avance en la tecnología de las lavadoras y el desarrollo de detergentes más eficientes permiten que la ropa quede completamente limpia a temperaturas de 30°C o incluso 20°C, sin necesidad de recurrir a programas de lavado que consumen más energía y pueden dañar los tejidos.

Los riesgos de lavar a 40°C

Uno de los principales problemas de lavar a 40°C es el desgaste acelerado de la ropa. A esta temperatura, las fibras de los tejidos sufren un mayor estrés, lo que puede provocar arrugas difíciles de eliminar e incluso daños irreversibles en prendas delicadas, como aquellas fabricadas con materiales sintéticos o naturales como la lana y la seda.

Además, la pérdida de color es más frecuente, especialmente en prendas oscuras o de colores vivos, que pueden desteñirse con el tiempo y perder su apariencia original. En contraste, los lavados a temperaturas más bajas ayudan a preservar la intensidad de los colores y mantienen las prendas en mejor estado por más tiempo.

Otro aspecto clave es el consumo energético. Calentar el agua hasta los 40°C implica un gasto considerable de electricidad, lo que no solo afecta el bolsillo, sino que también tiene un impacto ambiental significativo. Según diversos estudios, reducir la temperatura del lavado de 40°C a 30°C puede disminuir el consumo energético en más de un 30%, lo que representa un ahorro notable en la factura de electricidad y una menor huella de carbono.

Por si fuera poco, lavar a 40°C no siempre garantiza una eliminación total de gérmenes y bacterias. A menos que se utilicen productos específicos como desinfectantes textiles, algunas bacterias pueden sobrevivir a esta temperatura. En casos donde la desinfección es crucial, como la ropa de bebés, toallas o prendas de personas enfermas, es preferible recurrir a temperaturas más altas (60°C o más) o utilizar aditivos antibacterianos en el lavado.

Lavar a 30°C o menos: una alternativa eficaz

Reducir la temperatura del lavado a 30°C, o incluso a 20°C, puede ofrecer resultados sorprendentes. Gracias a los avances en tecnología de lavado y al desarrollo de detergentes más eficientes, la limpieza de las prendas sigue siendo efectiva sin necesidad de recurrir a temperaturas más altas.

Para maximizar los resultados a bajas temperaturas, los expertos recomiendan:

  • Tratar previamente las manchas visibles con productos específicos antes del lavado, especialmente si se trata de manchas de grasa, vino o café, que pueden ser más difíciles de eliminar.
  • Optar por ciclos más largos, ya que al lavar con agua fría, el detergente necesita más tiempo para actuar y descomponer la suciedad de manera efectiva.
  • Usar detergentes diseñados para bajas temperaturas, que contienen enzimas activas capaces de eliminar la suciedad y las bacterias sin necesidad de agua caliente.
  • No sobrecargar la lavadora, ya que un exceso de ropa dificulta la circulación del agua y el detergente, reduciendo la efectividad del lavado.

Los programas de lavado a baja temperatura han sido diseñados para adaptarse a diferentes tipos de ropa. Desde prendas de algodón hasta tejidos técnicos y sintéticos, hoy en día existen opciones que garantizan una limpieza óptima sin comprometer la durabilidad de la ropa.

Beneficios de adoptar temperaturas más bajas

Lavar la ropa a temperaturas inferiores a 40°C no solo alarga la vida útil de las prendas y conserva mejor sus colores, sino que también reduce significativamente el consumo de energía. Esto se traduce en un menor impacto ambiental y en un ahorro económico a largo plazo.

Además, las lavadoras modernas están diseñadas para maximizar la eficiencia incluso en programas de lavado en frío. Muchas de ellas incluyen opciones de prelavado o remojo, que ayudan a eliminar la suciedad sin necesidad de recurrir a temperaturas altas.

Otro beneficio importante es la reducción de microfibras plásticas en el agua. Se ha demostrado que lavar ropa sintética a altas temperaturas contribuye a la liberación de microplásticos en los océanos, lo que afecta a los ecosistemas marinos. Optar por temperaturas más bajas ayuda a minimizar este problema medioambiental.

Finalmente, apostar por lavados a menor temperatura también favorece la conservación de prendas especiales, como la ropa deportiva con tejidos técnicos, la lencería delicada o la ropa de lana, que pueden encoger o deformarse con el calor.

Conclusión: menos temperatura, más beneficios

Entonces, ¿por qué seguir lavando a 40°C cuando puedes obtener los mismos resultados con menos desgaste para tu ropa y un menor gasto en electricidad? Apostar por temperaturas más bajas es una decisión inteligente tanto para tu armario como para el planeta.

Si todavía tienes dudas, prueba a reducir la temperatura de tus próximos lavados y observa los resultados. Es probable que te sorprendas con la eficacia del lavado en frío y, a la vez, contribuyas a un estilo de vida más sostenible y eficiente.




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