La OCU alerta de la 'cheapflación', la nueva 'trampa' que afecta a los consumidores
Después de la reduflación, que consiste en disminuir la cantidad de producto en un envase sin modificar su apariencia ni su precio, llega la 'cheapflación', denunciada por la Organización de Consumidores y Usuarios

Imagen de archivo de una persona comprando en el supermercado.
En los últimos años, el incremento generalizado de precios ha llevado a algunos fabricantes a emplear estrategias sutiles para que los consumidores no perciban estos cambios de inmediato. Una de las más denunciadas por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) es la reduflación, que consiste en disminuir la cantidad de producto en un envase sin modificar significativamente su apariencia ni su precio, lo que hace que el consumidor pague lo mismo por menos cantidad.
Otra táctica similar es la cheapflación, que, según la OCU, implica sustituir un ingrediente por otro de menor coste sin alterar el aspecto, la denominación ni el precio del producto, lo que puede afectar a su calidad sin que el consumidor lo advierta fácilmente.
Organizaciones de consumidores, como la OCU, han detectado cheapflación, por ejemplo en productos fabricados que contenían aceite de girasol y que, ante el incremento de su precio, lo han sustituido por otro más económico, como puede ser el aceite de colza, para abaratar el coste de producción sin alterar el precio, lo que implica una subida de precio encubierta. Esta problemática no es exclusivo de los productos de alimentación, sino que también se hace en artículos de ropa o de electrónica, donde se usan tejidos o componentes más baratos y de inferior calidad.
De esta forma, se hace muy difícil darse cuenta de la artimaña, ya que el consumidor debería recordar los ingredientes que lleva el producto y comprobar si hay cambios para darse cuenta. En principio, esta práctica no es ilegal siempre que en el etiquetado estén reflejados correctamente los ingredientes.