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¿Por qué sentimos antojos de dulce por la noche y cómo controlarlos?

El organismo busca compensar la falta de energía diaria cuando aparecen deseos intensos de alimentos dulces o grasos por la noche

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Muchas personas experimentan una fuerte necesidad de consumir alimentos dulces al final del día, especialmente mientras ven la televisión o poco antes de irse a la cama. Este fenómeno no es una simple cuestión de capricho o gula, sino que tiene una explicación fisiológica relacionada con los ritmos biológicos, el metabolismo y la manera en que distribuimos la ingesta de alimentos a lo largo del día.

Los antojos nocturnos pueden ser una señal de que el cuerpo no ha recibido la cantidad suficiente de energía y nutrientes esenciales durante la jornada. Cuando las reservas energéticas están bajas, el organismo tiende a buscar fuentes de energía rápida, como los azúcares, que se absorben rápidamente en el torrente sanguíneo y generan una sensación momentánea de placer y bienestar. Este mecanismo es una respuesta natural del cuerpo, pero su repetición frecuente puede tener consecuencias negativas para la salud si se traduce en un consumo excesivo de azúcar o de alimentos poco nutritivos.

El impacto de los ritmos circadianos en la alimentación

El reloj biológico humano regula una gran cantidad de funciones fisiológicas, incluida la manera en que procesamos los alimentos. Nuestro metabolismo es más eficiente durante las horas de luz, momento en el que el cuerpo está diseñado para recibir y utilizar la energía de manera óptima. Por la noche, en cambio, los procesos digestivos se ralentizan para dar prioridad a otras funciones esenciales, como la reparación celular y el descanso del sistema digestivo.

Cuando se consumen alimentos ricos en azúcares o grasas en horas nocturnas, el sistema digestivo debe seguir trabajando en un momento en el que debería estar reduciendo su actividad. Esto no solo puede afectar la calidad del sueño, sino que también interfiere en la metabolización de los nutrientes, facilitando el almacenamiento de grasa y el aumento de peso a largo plazo.

El papel de las hormonas en los antojos nocturnos

Otro factor clave en la aparición de antojos nocturnos es la fluctuación hormonal que ocurre a lo largo del día. La leptina y la grelina, dos hormonas que regulan la saciedad y el hambre, varían en función del ritmo circadiano. Durante la tarde-noche, los niveles de leptina (la hormona que indica saciedad) disminuyen, mientras que los niveles de grelina (que estimula el apetito) aumentan, lo que puede hacer que sintamos más hambre, incluso si hemos comido lo suficiente a lo largo del día.

Además, el estrés acumulado durante la jornada también puede influir en la aparición de antojos. El organismo responde al estrés liberando cortisol, una hormona que, en niveles elevados y sostenidos, puede aumentar el deseo de consumir alimentos altamente calóricos, como los dulces o los carbohidratos refinados. Estos alimentos activan la liberación de dopamina y serotonina en el cerebro, neurotransmisores que generan placer y bienestar temporal, lo que refuerza el hábito de recurrir a ellos en momentos de cansancio o tensión emocional.

Cómo reducir los antojos nocturnos

Controlar los antojos de dulce por la noche no se trata de eliminar por completo el placer de comer, sino de entender su origen y adoptar estrategias que permitan mantener un equilibrio en la alimentación. Algunas recomendaciones clave incluyen:

  • Distribuir mejor la ingesta calórica a lo largo del día: asegurarse de que el desayuno, la comida y la cena incluyan proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos que proporcionen energía sostenida.
  • Evitar largos periodos sin comer: cuando el cuerpo pasa muchas horas sin recibir alimento, el cerebro activa mecanismos que incrementan el deseo de consumir alimentos ricos en azúcar.
  • Optar por alternativas saludables: si surge la necesidad de picar algo antes de dormir, se puede optar por opciones como yogur natural, frutos secos o una infusión relajante.
  • Mantener una adecuada hidratación: en ocasiones, el cuerpo puede confundir la sed con el hambre, lo que puede llevar a un aumento de los antojos.
  • Establecer una rutina de sueño regular: dormir lo suficiente y en horarios regulares ayuda a regular los niveles hormonales y reduce la probabilidad de antojos nocturnos.

Implementando estos cambios, muchas personas logran reducir significativamente sus antojos nocturnos y mejorar su bienestar general. Al comprender que estos impulsos no son simplemente cuestión de fuerza de voluntad, sino una respuesta natural del cuerpo, es posible adoptar hábitos alimenticios más saludables sin caer en la frustración o la culpa.

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