REPORTAJE
Aprender a enseñar desde el IEI
El profesor ya jubilado Nicolás Martínez Andrea estudió Magisterio por libre con los libros de la biblioteca de esta institución cultural de Lleida. A sus 98 años, explica a SEGRE su paso por varias escuelas leridanas, como la de Els Mangraners, barrio donde sigue siendo muy querido

De profesor en Aitona. Durante siete años estuvo en varias escuelas, como la de Aitona
Al entrar a mano derecha. Allí se encontraban los libros que más interesaban a Nicolás Martínez Andrea, profesor ya jubilado, que estudió Magisterio de manera libre desde la biblioteca del Institut d’Estudis Ilerdencs (IEI). En este espacio emblemático de la institución cultural leridana, explica a SEGRE su historia como maestro, profesión que ejerció durante cuatro décadas. Ahora, con 98 años, todavía va de forma asidua para leer la prensa a la biblioteca donde aprendió a enseñar. “En esa zona de la biblioteca estaban los libros que me interesaban, porque eran más sencillos, lo que también me ayudaría a entenderme mejor con los alumnos”, explica. Siempre tuvo claro que quería enseñar. “Los niños eran fantásticos, se portaban muy bien, y es lo que más me gustaba”, remarca. Entre 1947 y 1950, estudiaba en sus ratos libres mientras hacía la mili y sus primeros destinos fueron en escuelas de Alcarràs, Aitona, Guimerà y Os de Balaguer. En un momento de su vida llegó a ejercer de corresponsal para La Mañana desde Barcelona, a finales de los 50 y principios de los 60. “Enviaba artículos sobre temas que afectaban a Lleida, me gustaba estar con los compañeros, pero lo mío era ser profesor”, zanja.
Tras hacer las oposiciones para optar a una plaza fija, llegó a Els Mangraners, donde estuvo más de dos décadas hasta 1982, siendo una época que lo marcó y en la que pudo ver la expansión del barrio leridano, donde hoy sigue siendo reconocido y muy querido. “Eran personas que venían de muy lejos, que habían sufrido mucho y se construían casas de forma muy precaria, como podían”, relata. “Todavía hoy, cuando voy, me reconocen por la calle, me llaman señor Martínez y vienen a abrazarme. Esto me emociona mucho”, explica. Nicolás guarda muy buen recuerdo de sus alumnos. “No faltaba nadie a clase, las madres ya se encargaban de traerlos si se enteraban de que sus hijos no habían venido. Y siempre he tenido muy buenos compañeros”, asegura. De hecho, su hijo Xavier defiende que la plaza donde estaba el colegio de los jesuitas debería llevar el nombre de su padre.
Otra de las pasiones de Nicolás pasiones era el ciclismo. “Los afortunados podíamos ir en bici al trabajo, no había coches, era eso o a pie”, apunta. De hecho, fue uno de los fundadores en 1972 de la Societat Ciclista Ilerdense. Tras dejar Els Mangraners, fue profesor en el colegio General Britos, actual Riu Segre, durante diez años hasta que se jubiló. Con su mujer Maria Lluïsa tuvo cuatro hijos y ocho nietos. Una de ellos, Jana, ha seguido sus pasos como maestra. “Y de las buenas”, remarca orgulloso.