La pedida de mano de Perla a Tomás por interés en 'Perla Negra'
«Me conformo con ser tu marido de cara a la galería».
Tomás le dice a Perla que no la traicionó como piensa. Está seguro de que todo ha sido una trampa orquestada por una tercera persona
para separarlos: «Te juro que te quiero más que a mi vida y que nunca haría nada que te hiciese daño. Mi propuesta de formar una familia contigo y con Charly sigue en pie».
Es entonces cuando Tomás le pide a Perla que le dé dos días para demostrarle que él no es el espía de la empresa y que no mantuvo contacto con los japoneses en ningún momento. Perla acepta la propuesta de Tomás.
La gran conspiración
Así pues, posteriormente, Perla le comunica Rosalía, que se marchará de la mansión en un plazo de un par de días, si Tomás demuestra que es inocente.
Mientras tanto, Ana, María y Agustín siguen conspirando para hacerse con el poder en Nerta y apartar a Perla y Tomás para siempre de la dirección de la compañía.
De primeras, Ana María siente remordimientos por traicionar a quien fuese su gran amiga, sin embargo, ahora, lo único que le importa es hacerse con el poder.
Rosalía le pide a Benjamín que hable con Perla y evite que esta se marche para siempre de la casa: «En un primer momento, quería que se largase de mi vida, pero ahora no concibo mis días sin ella. Quiero que mi hija esté a mi lado, por favor». Benjamín promete a Rosalía que le ayudará en todo lo que pueda.
Al caer la noche, Tomás cita a Agustín en su apartamento, y logra que este confiese que Matías es quien está detrás de la traición a Perla en su negocio con los japoneses. Perla, escondida previamente en el piso de Tomás, lo escucha todo y confirma así que su amado es inocente.
Esperada disculpa
Cuando Agustín se va, Perla sale de su escondite y se reconcilia con Tomás: «Perdóname, nunca debí dudar de ti. Me siento una idiota por haber dudado de tu palabra cuando no lo merecías, de verdad». Mientras tanto, Elías, intenta reconquistar a Lucila. No obstante,
esta se niega a darle una segunda oportunidad.
Pequeño problema
Al día siguiente, Perla, le comunica a Ana María que ya sabe toda la verdad sobre la supuesta traición de Tomás. La joven se enfrenta a su amiga y le echa en cara que se haya unido a Agustín y Matías para destruir su relación con Tomás y apartarla de la presidencia de la compañía. Ana María miente y le asegura que todo lo que ha escuchado de boca de Agustín es mentira.
Después, deprisa y corriendo, Ana María va a avisarle a Agustín de que, finalmente, les han descubierto.
La reconciliación
Perla y Tomás pasan una agradable mañana en el campo en compañía de Charly. Hasta el lugar se acerca Benjamín, quien trata de convencer a su hija de que debe permanecer en la mansión Pacheco Huergo: «Ese es tu hogar».
La joven le pide a su padre que no se entrometa en sus decisiones y aprovecha la conversación para pedirle perdón por haberle alejado de su vida: «Me dolió mucho que me dijeses que Renata era mi madre cuando era mentira, pero comprendo por qué lo hiciste». Finalmente, padre e hija se reconcilian en una conmovedora escena.
¡Menuda traición!
Con el beneplácito de Matías, Agustín se presenta en casa de los Pacheco Huergo y, delante de Tomás, le asegura a Perla que este último le ordenó que le echase toda la culpa a Matías de lo sucedido con los japoneses: «Él me obligó a representar ese papel de culpable.
Yo sabía perfectamente que estabas escondida».
Tomás, que no puede soportar tanta desfachatez, se lanza sobre Agustín y le golpea salvajemente. La reacción del hombre solo le confirma a Perla que lo que Agustín está diciendo es seguramente verdad. Así pues, le exige a Tomás que se marche de su casa y nunca
más regrese.
Metiendo cizaña
Ana María aprovecha el enfado de Perla y trata de malmeter aún más entre esta y Tomás, hasta el punto de aconsejarle a su amiga que denuncie a su exnovio: «Ese tipo debería tener una orden de alejamiento y no acercarse a esta casa».
Perla no solo se niega a poner el asunto en manos de las autoridades, sino que le confiesa a Ana María que será ella quien se marche lejos:
«Me iré al pueblo dónde me crie». Eso sí, antes de poner rumbo a su nuevo destino, Perla habla con Renata y, tras contarle todas las traiciones de Laureano, logra que esta abra los ojos con respecto al hombre. Así pues, Renata le exige al empresario que abandone Aquarel cuanto antes.
Viaje exprés...
A la mañana siguiente, Perla se marcha de la mansión y deja a Charly al cuidado de Blanca: «Tomás vendrá a por él en cuanto sepa que me he ido, de eso estoy segura. El niño tiene que estar con su padre».
Tras un emotivo adiós, Perla se despide del pequeño con lágrimas
en los ojos. No obstante, la sorpresa de la mujer es mayúscula cuando al llegar a su pueblo y caminar por el río, se encuentra con
Tomás. Los dos han tenido la misma idea: huir al único lugar que les da paz.
Una trampa perfecta
Después de conversar más calmados, Tomás le pide a Perla que le acompañe a su apartamento: «Necesitamos estar solos para aclarar
todo este lío». A su vez, Ana María y Malvina luchan entre ellas para desbancar a Rosalía de la presidencia de Nerta. La primera cuenta con la ayuda de Agustín, mientras que la segunda busca el consejo de Matías.
De nuevo en el departamento de Tomás, este logra que Perla crea de nuevo en su palabra y confíe en que él no tuvo nada que ver con el
espionaje en el negocio con los japoneses. La pareja decide darse una nueva oportunidad, aunque, en esta ocasión, deciden mantener su reconciliación en secreto.
«Cada vez que decimos que estamos juntos, alguien hace algo para separarnos y eso no es justo para ninguno de los dos», dice Perla.
No obstante, el secreto dura poco, pues Perla, en la mansión, se lo cuenta a Blanca.
Malvina escucha la conversación entre las dos mujeres y comparte con Matías la información: «Esos dos idiotas están juntos otra vez». Dispuesta a separarlos, Malvina se cuela en el piso de Tomás, se desnuda y se mete en su cama.
Grave acusación
Al amanecer, en complicidad con Matías, logra que Perla aparezca en la vivienda. Esta última, al creer que su novio la está engañando
con su prima, vuelve a cortar la relación. Mientras tanto, Renata descubre que Dante, que estaba en Mar del Plata, ha retirado una
fuerte suma de dinero de las cuentas de Aquarel.
Adiós, querido Dante
Todos sospechan que ha traicionado a la empresa y se ha fugado con el dinero. María es quien les saca del error. Les cuenta que Dante
es adicto al juego y, dominado por su ludopatía, apostó el dinero de Aquarel en una partida de póker: «No lo hizo con mala intención».
No obstante, la información no acaba ahí. Resulta que Dante perdió
todo el dinero y le dio un infarto en la misma mesa de juego: «Está muy grave en el hospital». Tomás se marcha corriendo a Mar del Plata a visitar al enfermo que está en la UCI.
Momentos dolorosos
Al día siguiente, Tomás regresa a Buenos Aires con una trágica noticia: «Dante murió hace unas horas en mis brazos». María no
soporta la idea de haber perdido al amor de su vida y se derrumba. Perla, por su parte, deja a un lado su resentimiento por Tomás y le consuela. En menos de unas semanas, el empresario ha perdido a su padre, ha sufrido el rechazo de Perla y ahora tiene que enterrar su mejor amigo. Tomás se encarga de todo y le prepara a Dante un funeral a su altura.
El chantaje
Matías decide echar mano de un as que tenía bajo su manga para lograr que toda la fortuna de los Pacheco Huergo pase a manos de
Malvina cuando Rosalía muera.
El abogado habla con esta última y le obliga a firmar un nuevo testamento dónde deja como única heredera a Malvina. A cambio, él no desvelará públicamente que Perla es hija suya. Tras rubricar los
documentos, Rosalía se cita con Benjamín y le echa en cara que le contase a Matías su gran secreto: «Tu sobrino ha usado esa información en mi contra».
Un inmenso odio
Benjamín le reprocha a Rosalía que le culpe de este nuevo problema. Todo ese lío se podría haber evitado si le hubiese contado la verdad
a Perla sobre su origen desde el principio.
Enfadado, Benjamín entra en el dormitorio de Perla y, sin miramiento, le confiesa que Rosalía es su verdadera madre, ignorando que ella ya sabe la verdad.
Perla ya no puede hacerse la tonta y no le queda de otra que enfrentarse a Rosalía como lo que es, su hija. «Puede que usted me llevara en su vientre y me diese la vida, pero eso no la convierte en mi madre. Solo las alimañas abandonan a sus crías».
Este rechazo supone un duro golpe para Rosalía, quien decide enclaustrarse en su cuarto para superar la profunda depresión en la que ha caído. La mujer asegura que seguirá dirigiendo la empresa
desde su casa, pero que no pisará de nuevo Nerta.
«Elías será mi delegado en las oficinas», dice al resto de accionistas. Una decisión que no gusta ni a Ana María, ni a Laureano, ni a Malvina, ni a Agustín.
Una fuerte propuesta
Por fin, Perla descubre que Matías ha chantajeado a Rosalía y que Laureano está detrás del espionaje en su negocio con los japoneses.
La joven se da cuenta de que está rodeada de hienas y le propone a Tomás casarse por conveniencia: «Está claro que no podemos ser
pareja, porque nos destrozamos, pero sí podemos ser un equipo para salvar nuestras empresas y asegurar así el futuro de Charly. Ese es nuestro deber».
Tomás acepta. Además, Elías sigue tratando de reconquistar a Lucila, hasta finge de forma cómica un intento de suicidio para llamar su atención. La joven no le perdona su infidelidad, aunque no puede negar que, poco a poco, Elías está traspasando su férrea coraza.