La historia de amor que acompañó a Mayra Gómez Kemp hasta el final de sus días

El pasado martes se conoció una noticia que dejó conmocionados a muchos: Mayra Gómez Kemp, la querida presentadora del emblemático programa Un, dos, tres, falleció de manera inesperada. Aunque las circunstancias exactas de su muerte aún no se han esclarecido, se sabe que fue encontrada sin vida en su domicilio y trasladada al Anatómico Forense de Madrid para investigar las causas del fallecimiento.

Hace apenas unos días, Mayra, de 76 años, había recibido el alta tras un accidente doméstico. La presentadora pasó varias horas en el suelo de su casa, incapaz de pedir ayuda, hasta que una vecina, preocupada por no saber de ella, avisó a los servicios de emergencia. Pese a la preocupación que esto generó, Mayra fue dada de alta y regresó a su hogar, por lo que su repentina muerte ha sorprendido a todos.

A lo largo de su vida, Mayra Gómez Kemp demostró ser una mujer fuerte y resiliente, enfrentándose a momentos muy difíciles. Uno de los más duros fue cuando le diagnosticaron un cáncer de lengua y garganta, que afectó su voz, una de sus herramientas de trabajo más importantes. A pesar de este golpe, con el apoyo de su esposo, el actor argentino Alberto Berco, logró superarlo. Mayra solía atribuir su enfermedad a su hábito de fumar, algo que lamentaba profundamente.

Alberto Berco fue el gran amor de su vida, y su muerte en enero de 2021 a causa de un infarto marcó un antes y un después en la vida de Mayra. La pareja compartió 47 años juntos, y Mayra siempre expresó lo afortunada que se sentía por haber encontrado a su compañero de vida: “No siempre se tiene esa suerte, pero yo encontré al hombre de mi vida”, afirmaba con orgullo. La pérdida de Alberto fue un golpe devastador del que nunca logró recuperarse completamente. Desde entonces, Mayra vivió en una profunda tristeza y apenas salía de casa.

Aunque Mayra no tuvo hijos propios, sentía un gran cariño por las hijas de Alberto, Viviana y Roxana, a quienes consideraba parte de su familia. En sus últimos años, su círculo más cercano estaba lejos: sus familiares en Estados Unidos y las hijas de Alberto en Argentina, lo que acentuó su soledad en Madrid.

Mayra Gómez Kemp siempre será recordada por su alegría, su carisma y su talento frente a las cámaras, especialmente en el mítico programa Un, dos, tres, donde dejó una huella imborrable. Su legado como presentadora y como una figura entrañable para varias generaciones de espectadores seguirá vivo en el corazón de todos.