La tecnología nos hace más impacientes: Detectan que el retraso en el streaming provoca ansiedad
Uno de cada tres hogares con acceso a la red está suscrito a una plataforma audiovisual de pago
Uno de cada tres hogares españoles con acceso a internet está suscrito, como mínimo, a una de las diferentes plataformas audiovisuales de pago en reproducción en línea (streaming), según indica un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El negocio de la reproducción en línea ha aumentado en menos de una década en audiencias, producciones y servicios; en los Estados Unidos, abanderados en este tipo de plataformas, ya hay más de cien servicios diferentes de video on demand (VoD). «Entretenimiento y tecnología están a merced de estos nuevos agentes y todo eso ha contribuido a popularizar un modelo de consumo audiovisual inmediato, asequible y a demanda,» afirma Elena Neira, profesora de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y autora –junto a la profesora Judith Clarés, de los mismos estudios– del libro La revolución over the top. Del vídeo bajo demanda (VOD) a la televisión por internet, de Editorial UOC.
«Este tipo de plataformas ha impuesto dos grandes cambios», afirma Elena Neira. «Uno: apuestan por el consumo instantáneo y sin espera». La retención de los usuarios se sustenta en el uso activo que hacen del servicio, no por la anticipación de un estreno o de un lanzamiento como hacen las grandes cadenas clásicas. «El segundo se basa en el cambio de paradigma, pasamos de pagar para poseer a pagar para acceder. Ya no es necesario tener la propiedad del bien físico o descargar el archivo digital para poder disfrutar; así, los elementos del modelo de la escasez (propiedad, valor del formato y tiempo) dejan de ser útiles para imponer un precio más alto», afirma Neira. Se ejemplariza en el hecho de que las plataformas audiovisuales estrenan de golpe todos los capítulos de una nueva temporada; en la disponibilidad en las plataformas musicales para acceder a nuevos álbumes, o en como en las plataformas de suscripción de libros (como Kindle Unlimited) se pueden leer títulos recientemente publicados. Según Netflix, en el mundo hay 8,4 millones de personas que devoran una serie el día del estreno de una sola vez (se les conoce como binge racers); esta cifra se ha multiplicado por veinte entre el 2013 y el 2016. «El usuario tiene menos paciencia a la espera, es más ansioso y más intolerante a los sobreprecios», advierte Neira.
Usuarios más ansiosos
Cuando la tecnología de la reproducción en línea falla, el usuario sufre. Las pausas o retrasos durante una reproducción de un vídeo en un móvil aumentan la frecuencia cardiaca por término medio un 38%, así lo revela el informe Ericsson Mobility Report MWC. «Estamos acostumbrados a obtener la información al momento y que nuestra interacción, sobre todo en sistemas digitales, sea sin retraso: tenemos muy poca tolerancia a la demora», afirma Diego Redolar, neurocientífico y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.
El estudio medía la actividad cerebral, los movimientos oculares y el pulso de los usuarios mientras completaban diferentes tareas viendo vídeos en streaming. «Esta es una respuesta normal ante una situación que incrementa la resistencia del sistema nervioso, el usuario espera y esta espera la angustia, el vídeo va lento y eso hace que se active el sistema nervioso simpático y se desencadene este tipo de cambios fisiológicos», afirma Rodar. Según el estudio, los niveles de estrés provocados por las pausas en la reproducción se asimilan a la situación de estrés que implica ver una película de miedo.
«Cuando empezó internet, los módems de 56 kB tardaban 2, 3 o 4 minutos en cargar una página web. Eso ahora es impensable para quien no es nativo digital y también para quien sí que lo es. Estas generaciones más jóvenes están todavía más acostumbradas a la inmediatez y no solamente en la tecnología, se han construido sobre la base del “right here, right now” desde pequeños y por lo tanto tienen niveles menores de tolerancia al retraso», advierte Rodar.