¿Ha muerto el portátil?
Los que estudiamos la evolución de los medios digitales y los dispositivos tecnológicos hace años que leemos una tendencia que parece que no llega nunca, una que auguraba, al principio de la década pasada, la desaparición de los ordenadores, tanto los de sobremesa como los portátiles. Cuando apareció el primer iPhone, el año 2007 parecía que el mundo móvil lo cambiaría todo. Y lo ha hecho. Hoy la gran mayoría de innovaciones basan su potencial en la ubicuidad de este dispositivo y sus posibilidades. A los pocos años, el auge de las tablets ponía encima de la mesa el inicio del final de la vida de los ordenadores convencionales.
Pero no ha sido así. A pesar de las opciones de movilidad y potencia de nuestros teléfonos móviles, hay un elemento que todavía no han podido imitar, la productividad. Cualquier persona que necesite trabajar con solvencia sabe que necesita un teclado en condiciones y una cierta agilidad al cambiar de herramientas, aplicaciones y programas. Y eso es un tema que tanto los móviles como las tablets todavía no han podido igualar. Desde el 2010, hemos visto decenas de propuestas, que van de unos ortopédicos teclados que se proyectan en la mesa hasta tablets que incorporan teclados y ratones cada vez más sofisticados.
Así, hoy, entrados ya a la tercera década del siglo XXI, los grandes fabricantes siguen apostando fuerte por ordenadores convencionales, portátiles y de sobremesa, cada vez más optimizados y estilizados. Algunos incluso con propuestas multitáctiles en medio del teclado o con el trackpad interactivo. El tema que me ocupa hoy, que era revisar la predicción de la desaparición de los ordenadores portátiles, no se ha cumplido, sobre todo en sectores productivos y profesionales. ¿Ha habido una caída de las ventas de portátiles en los últimos años? Sí, y seguirán cayendo. Pero de aquí a su desaparición todavía hay un gran salto que tardará unos cuantos años a completarse.
Por otra parte, elementos externos e inesperados como la crisis del coronavirus y la llegada del teletrabajo global han comportado que este octubre, en un giro inesperado del guión, la venta de portátiles a nivel mundial se haya disparado de nuevo. El portátil no ha muerto.