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La locura de los NFT y la transformación de la economía

La eclosión y explosión de los NFT ha sido, con permiso de las criptomonedas, el término tecnológico de los últimos meses. Una tecnología que lo va a cambiar todo. ¿Seguro? ¿Hasta dónde? ¿Y qué ocurre con el arte digital? Veámoslo.

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Para quien sea nuevo en esta revista, en la que llevamos tiempo tratando este tema, NFT es el acrónimo de Non Fungible Tokens, es decir, elementos no fungibles, que no se gastan ni son sustituibles, cosas que tenemos por internet y que ahora tienen una tecnología lo suficientemente buena como para poder ser vendidos. Intercambiables. ¿Es esto nuevo? No, en 2014 un artista llamado Kevin McCoy creaba Quantum, el primer NFT de la historia. Pasó inadvertido hasta el año pasado, cuando la popularización de las criptomonedas y el blockchain lo puso en boca de todos. Tanto es así que ese primer NFT creado por McCoy aparentemente sin valor alguno se vendió a Sotheby's por 1,5 millones de dólares.

¿Cómo funcionan los NFT?

Los NFT tienen tanta relación con las criptomonedas porque utilizan la misma tecnología, la blockchain, la cadena de valores. Utilizan un complejo sistema de ordenadores descentralizados para verificar y dar valor a una serie de blogs o nodos que incluyen información irrompible, incorrompible y trazable, como la autoría de la pieza o la del vendedor.

Arte digital

Esta hornada de NFT ha afectado repentinamente al mundo del arte digital, o sea, a las piezas digitales –no físicas– que crean artistas de todo el mundo y que venden en plataformas en todo un nuevo mercado emergente. Y si las venden es porque hay quien las compra. ¿En dólares? ¿En euros? No, en Ethereum, una de las criptomonedas más seguras y eficientes de la actualidad. Evidentemente, debajo de cada valor en Ethereum (Eth) aparecen las equivalencias en nuestras monedas, porque al final quien debe comprar reconoce sus fondos en monedas de circulación real.

Hablamos de arte digital como ejemplo de un cambio de modelo económico y para poder ilustrarlo e imaginarlo de una manera amplia y comprensible, pero los NFT van más allá y, como dice el nombre – no fungible– puede ser cualquier cosa única, exclusiva, que tenga un creador único y tenga un posible comprador. Roberto García, profesor de la Universidad de Lleida y adjunto al Vicerrectorado de Investigación y Transferencia, explica a Vint-i-dos que mayoritariamente los NFT son piezas de coleccionismo que van desde el llamado arte digital a elementos característicos y únicos, como canciones o incluso histogramas de una pieza musical, o fotografías, o cartas coleccionables digitales de videojuegos. No se podrán disfrutar físicamente, pero puede que se puedan exponer en marcos digitales o en pantallas de televisión. O, quién sabe, venderlo más adelante, si se revaloriza. Después volveremos a la revalorización.

Una de las piezas que Pak ha vendido de la serie The Merge, una de las más caras del universo NFT

Un mundo que mueve millonadas

Antes hablemos de dinero. ¿Qué cantidades mueven los NFT? Como siempre, podemos hablar de grandes cifras, y ahora podríamos decir que las piezas NFT se venden a precio de oro. Y es así en algunos pocos casos, aunque a la gran mayoría de creadores les cueste encontrar comprador. Una de las plataformas fundamentales para entender la compra y venta de NFT es OpenSea, que contiene una exposición de artistas en una especie de marketplace de piezas digitales listas para vender y divididas por categorías. OpenSea acumuló el pasado año –el año de la locura NFT– 20 millones de piezas y ya tiene un volumen de negocio de 3.500 millones de dólares. La valoración de esta plataforma, por si alguien de ustedes quiere adquirirla, ronda, según los expertos, los 10.000 millones de dólares. Más datos. Sólo en marzo de 2021 se vendieron más de medio millón de obras de arte NFT, por más de 85 millones de dólares en ventas. Y en todo 2021, la venta de obras digitales generó un volumen de más de 3.000 millones de dólares. Hay quien dice que mueve más dinero que el arte físico. Podría ser.

¿Todo el mundo puede ser creador?

Cualquier persona que tenga un ordenador, portátil o móvil y capacidad para sugerir y vender podrá entrar a formar parte del universo de los NFT. Y es que, como dice la coordinadora y profesora del Grado de Diseño Digital de la Universidad de Lleida, Rosa Gil, los NFT se han cargado a los intermediarios, que hasta hace poco determinaban, entre otras cosas, el valor de un artista y quien podía acceder o no a los circuitos de la compra y venta del arte. Ahora, estos nuevos creadores, haciendo equilibrismos entre la cantidad de seguidores, su talento creativo y su capacidad para sugerir, pueden vender piezas al precio que más les convenga o al precio que sean capaces de llegar. Lo hizo, por ejemplo, el youtuber Willyrex, afincado en Andorra, quien se ha erigido en líder de la flamerada de youtubers que tienen millones de seguidores y por tanto una fuerza de entrada en el mercado mucho mayor que la mayoría de grandes artistas digitales del momento. Willyrex vendió sólo una de sus muchas piezas –no obras de arte– por cerca de 14.000 euros.

Ether Rock es la imagen estrafalaria de los NFT, que vende elementos a priori absurdos como éstos por miles de euros. Todo sea por coleccionar (y revalorizar)

Las obras más caras

El artista Mike Winkelmann, llamado Beeple, creó la llamada Everydays, en la que juntaba 5.000 piezas suyas en una única obra. Se vendió en Christie's por 69 millones de dólares. Pocos meses después el propio artista vendía una pieza de videoarte de un astronauta por cerca de 29 millones de dólares. Pero Beeple no es el primero de la lista, que encabeza el artista digital Pak, que a día de hoy ha generado con toda su obra más de 300 millones de dólares. Sigue a TylerxHobbs, que ya ha acumulado una fortuna de 115 millones de dólares con su arte expresionista. En este punto debemos destacar los Bored Apes, la versión más kitsh de este entorno de los NFT. Los Bored Apes son un catálogo de 10.000 dibujos de un mono en varios escenarios, todos ellos únicos, que se venden por precios que pueden rondar los varios millones de dólares. Otro ejemplo es una serie de dibujos digitales de rocas, las EtherRock, que se han vendido por unos 250.000 euros cada una. Pero también se han vendido el primer tuit de la historia por 3 millones o el primer código de la web de Tim Berners-Lee, por 5,5 millones.

De los principales, TylerxHobbs es seguramente la que tiene una vertiente más clásica del arte, de un perfil expresionista.

¿Por qué debo comprar NFT?

Volvemos a la revalorización. ¿Puede tenerla? ¿Es una burbuja? ¿Qué ocurrirá con los NFT? Roberto García indica que ahora nos encontramos, como siempre que ocurre cuando aparece una novedad mundial, en el tramo de curva de la burbuja inicial. Es una burbuja. Y aquí debemos hacernos la pregunta del millón: ¿por qué comprar una pieza NFT? Algunos dirán que para coleccionar arte único. Pero hagamos otra parada técnica. ¿Qué ocurre con este arte digital y único? ¿Los que lo compran lo disfrutan en exclusiva? La respuesta es que no. Cualquier persona puede buscar cualquier NFT, puede descargarlos en su disco duro y hacer lo que quiera: imprimirlo o ponerlo en un marco de fotos digital.

Entonces, ¿comprar un NFT no me asegura una cierta exclusividad? No, al menos por el momento. Volvemos a la pregunta hecha hace un momento: ¿por qué necesito comprar un NFT si cualquier persona podrá disfrutarlo tanto como lo hago yo? La respuesta es la propiedad de la pieza. El comprador tendrá la propiedad exclusiva. No el uso, que será para todos, sino que la cadena de valor blockchain certificará que un usuario es propietario único de tal NFT. ¿Y por qué nos gastaríamos estas cantidades de dinero por cosas que de momento no tienen ningún valor? Pues por la esperanza de que algún día lo tengan. Por la esperanza de que un día el autor o la colección se revalore, alguna persona influyente hable y vuelva a ponerla en el escaparate, y su precio sea 10 o 1.000 veces más caro. Es un mercado de especulación pura para mucha gente y de goce coleccionista para muchos otros. ¿Y los artistas de toda la vida? Pues también tienen una ventana de oportunidad, puesto que muchos de los artistas digitales son incapaces de pintar nada más allá de la pantalla. Según García, ya hay artistas clásicos, por así decirlo, que venden su arte de forma digital con una copia de la pieza física. Es decir, que el comprador, aparte de ser propietario de una pieza reproducible digitalmente, también lo será de una pieza física, real, y que podrá colgarse en la pared y disfrutarla, ahora sí, en exclusiva.

¿Debemos estar alerta?

Evidentemente. García explica que uno de los principales mercados, OpenSea, detectó el pasado año que el 80% de las obras que tenía expuestas eran fraudulentas, porque usuarios tomaban imágenes de internet, las hacían pasar como suyas y las vendían. Esto ocurre también porque una de las dificultades de este entorno es que compradores y vendedores lo hacen de una forma pseudoanónima, que no tiene por qué ir ligada necesariamente a una identidad real. Además, el medio especializado Engadget publicaba recientemente un informe que explicaba que usuarios compraban y vendían sus propias obras de forma constante para aumentar su valor y atraer la mirada de inversores ávidos de adquirir piezas que generaran valor y movimiento.

En todo caso, la tecnología está ahí, las piezas de arte también, y los coleccionistas que se quieren gastar dinero en arte digital también están ahí. E irá a más, de la forma que sea y al metaverso real o digital que sea necesario. Ahora sólo hemos empezado a ver las potencialidades de este mundo emergente que tendrá decenas de ramificaciones económicas y que, de momento, está empezando a modificar los cimientos del mundo de la compra y venta de arte. Y nosotros en Vint-i-dos seguiremos explicándole en directo el cambio.

Aplicaciones de los NFT Ya hemos hablado de las colecciones de cromos, pero dentro de los videojuegos, los usuarios pueden comprar terrenos, propiedades o armas únicas. En la música, también hay colecciones digitales que los usuarios pueden comprar. También tiene presencia en el mundo de los deportes. Aparte de los álbumes de cromos (LeBron vendió un mate suyo por 200K dólares), deportistas como Rafa Nadal o Leo Messi se han sumado, para acabar de redondear su nómina. Hablando de deportes. Recientemente un jugador de la NBA convirtió un contrato en NFT para que los usuarios pudieran invertir en él. Y la moda, que es un activo NFT en aumento. Nike ha elaborado una patente para adjuntar NFT a sus productos físicos, y marcas de bolsas de lujo incorporan las versiones NFT para mostrarse en el metaverso.

HABLAN LOS EXPERTOS

Roberto García, profesor y adjunto en el Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de la UdL

  • ¿Qué son los NFT? Se podría describir como un certificado de propiedad. Un conjunto de códigos complejos aseguran que eres propietario de una prenda digital
  • Tendrá problemas, imagino. El principal es la identidad de la gente, tanto del comprador como del vendedor, ya que el sistema de los NFT es pseudoanonimo, y no tiene por qué ir ligado a una identidad real. Y también la dificultad de demostrar al comprador que el vendedor es propietario de lo que está vendiendo. Cuidado con esto.
  • Si me compro un NFT será mío, pero no lo voy a disfrutar yo en exclusiva. No. Pero hagamos el ejemplo de un cuadro real. Tú compras La Gioconda y es tuya, pero si lo exhibes no podrás evitar que haya personas que tomen fotografías del cuadro, lo cuelguen, lo utilicen de imagen de perfil o hagan camisetas. Podrá ocurrir que, y esto ya es un tema más complejo, tengas el copyright de una obra, pero los NFT normalmente no van ligados a las leyes de copyright.
  • ¿Es una burbuja? Todas las novedades plantean una curva de burbuja. Yo creo que acabará siendo una tecnología que se utilizará mucho para otros usos, como contratos o certificados digitales, y habrá un momento en que esta burbuja se deshinchará. Ahora se mueve por expectativas de revalorización. Y bajará, como ha ocurrido con las criptomonedas.
  • Si hay un público que domina todo esto, es el joven. El NFT liga mucho con el público joven y con hacerse rico rápidamente. En ese sentido puede ser peligroso.

Rosa Gil, profesora y coordinadora del grado de Diseño Digital y Tecnologías Creatives de la UdL

  • ¿En qué momento se encuentra el mundo NFT? Aún es un gran desconocido, aunque ya existen artistas digitales que empiezan a hacer cosas. Lo importante es que este movimiento se carga a los intermediarios.
  • El argumento recuerda a Spotify o Netflix. Y con un elemento, la exclusividad, que es importante para los coleccionistas. Se han pagado barbaridades por productos únicos.
  • Coordinas el grado de Diseño Digital en la UdL. ¿Qué ofrece vinculado a los NFT? Sobre todo las dos grandes patas del sector: las herramientas de creación y edición y las herramientas de comunicación y marketing. Ahora, además, estamos pensando en nuevas vías vinculadas al mundo NFT, que trabajen con otros centros y que se pueda crear desde la Universidad de Lleida.
  • En la Universidad de Lleida existen otros proyectos vinculados a los NFT. El primero es uno que permite generar un NFT de un vídeo de YouTube. Lo hacemos con un código que debe introducir el propietario del vídeo, así nos aseguramos que el vendedor es realmente su propietario. Tiene un doble filtrado, que es el propio de YouTube, ya que si un usuario publica un vídeo que contenga material de autor se le bloquea automáticamente, por lo que no se podrá vender un vídeo que incumpla las reglas en copyright de YouTube. El otro es un proyecto europeo, llamado Copyrightly, que es una base de datos donde podemos registrar en el blockchain todas las reclamaciones de propiedad de una obra, por lo que podemos garantizar la autoría de una obra y agilizar un proceso de registro propiedad intelectual. Esto desincentiva que se haga un mal uso de las reclamaciones de autoría y beneficia a los creadores, ya que pueden aportar evidencias de que son los autores reales.

Carles Rabadà

, @carlesrgm, fotoperiodista

  • Carlos, ¿cómo empezaste en el mundo NFT? Investigando. En un viaje a Islandia un fotógrafo me habló de ello. Y entonces empecé a explorar en dos plataformas: OpenSea y Foundation.
  • ¿Cómo es la experiencia de comprar? Muy fácil, ya que se puede comprar con criptomoneda o dinero real. Se debe tener en cuenta la tasa Gas, una tasa de coste de producción de las cadenas de bloque, que sube y baja dependiendo de varios factores. Recientemente compré una fotografía de la luna realizada mediante 50.000 fotos. Me costó unos 150 euros.
  • De esta obra hay varios propietarios. Sí. Yo lo que he comprado es una prenda de una serie de una colección limitada.
  • ¿Por qué has comprado? Soy fotógrafo, y para mí es una forma de dar valor al trabajo de los demás.
  • Tienes más cosas NFT. Compré una imagen de los famosos Bored Apes por unos 28 euros. Quería tener uno sin tener que pagar una de las barbaridades que se han llegado a pagar. Es como los álbumes de cromos de fútbol de cuando éramos pequeños.
  • Ésta sí que será para invertir... Si algún día vale mucho quizá la venderé, pero no es mi prioridad. Formar parte del universo NFT también abre puertas, la gente te ve, sabe lo que has comprado e incluso pueden surgir colaboraciones.
  • Y como vendedor, ¿cuál es tu experiencia? En Cataluña hay mucho interés en comprar fotografías en NFT. Para nosotros es una oportunidad, ya que tenemos un espacio donde mostrar nuestro trabajo con un botón de compra directa. Yo soy nuevo en este mundo, pero veo que la gente empieza a valorarlo mucho
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