Olga Martín: 'Sin investigación no hay universidad'
Hablamos con Olga Martín Belloso, vicerrectora de Investigación y Transferencia de la Universidad de Lleida.
¿Olga, situémonos, cuántos alumnos hay actualmente en la Universidad de Lleida? Actualmente 13.000. Concretamente 12.802, repartidos entre casi unos 10.000 estudiantes de grado, máster y doctorado, 910 en centros adheridos y más de 2.000 en formación continua.
¿Y cuántos investigadores? Ahora hay cerca de 700. 444 son profesores permanentes y después hay 188 que son no permanentes, es decir, que tienen un contrato predoctoral o posdoctoral con la universidad.
¿Qué tipo de proyectos realizan, los investigadores de la Universidad de Lleida? Eso es complicado de decir, porque la universidad de Lleida es generalista, y por lo tanto tratamos todos los ámbitos del conocimiento, y en todos los ámbitos hay personal haciendo investigación. Sí que es cierto que somos una universidad muy dirigida al mundo agroalimentario, pero eso no significa que hacemos sólo investigación mirando este sector, sino que hay ámbitos complementarios, como la informática, la salud o la educación, por ejemplo, con proyectos que tienen relación con la agroalimentaria.
En todo caso, la investigación es un elemento fundamental. Tan fundamental que la investigación es necesaria para poder considerarnos universidad, ya que esta tiene dos misiones: formar y generar conocimiento. Si no hacemos alguna de estas dos cosas no podemos considerarnos universidad. También tenemos que pensar que todo lo que nosotros hacemos e investigamos lo podemos implementar en cursos y a la formación universitaria que ofrecemos, pero también hacemos transferencia directa a las empresas y a las instituciones. Estas, cuanto más próximas estén de la Universidad, más se benefician de la investigación que generamos. Tenemos que pensar que la innovación va directamente relacionada con esta generación de conocimientos, por lo tanto, como mejor sea esta innovación más garantía de éxito y más riqueza se crea en todos los niveles de la sociedad.
¿Volviendo al mundo agroalimentario, en qué se trabaja? Me suelo negar a dar ejemplos, porque sería situar unos por encima de los otros. El que sí que puedo comentar son proyectos que se llevan a cabo en la UdL y que benefician el territorio. Por ejemplo hay uno dedicado a mejorar el mundo del porcino, otro sobre la economía circular, uno vinculado al bosque y su aprovechamiento, y otro que consiste en potenciar un ecosistema de innovación agroalimentario que se llama Inno4Agro y que trabajamos en el Parque Científico y Tecnológico Agroalimentario de Lleida. Estos proyectos de investigación de ámbito territorial están coordinados por el ayuntamiento o la diputación de Lleida, y forman parte del PECT (Proyectos Especialización y Competitividad Territorial).
Ahora que saca el tema del Parque. ¿Cómo lo valora? Muy positivamente. Es un parque científico y tecnológico con la singularidad que tanto la Universidad de Lleida como el ayuntamiento son patrones. En cualquier parque lo que se intenta es crear un ecosistema en que convivan centros tecnológicos, universidad y empresas, de manera que se cultive una cultura de innovación basada en el conocimiento general. Por definición la innovación es creación de riqueza y de crecimiento. El acercamiento de todos estos en un mismo parque ayuda al hecho de que se creen sinergias entre los actores, hay colaboración y redunda en un beneficio para todos, para la ciudad completa.
¿Es un elemento motivador para los alumnos, esta relación con el Parque? Por descontado. Piensa que la UdL es única en el sentido que todos los estudiantes tienen que hacer prácticas en empresas. Y muchos de ellos lo hacen en empresas del Parque, cosa que les sirve para vivir en primera persona las circunstancias de trabajar en una empresa, y al revés, las empresas tienen una pedrera de personal joven y bien formado. También tengo que destacar el Magical, que sirve para que los estudiantes de comunicación puedan hacer las prácticas de su carrera y trabajar en entornos reales de su profesión. Si no fuera así los estudiantes en torno a Lleida lo tendrían complicado.
¿Cuántos estudiantes hacen prácticas en el Parque? No tengo los números exactos, pero lo que sería más interesante es ver cuánta gente, de todo el personal del Parque, se ha formado en la Universidad de Lleida.
Hay buena relación, pues. Sí, tanto es así que la UdL siente el Parque como si fuera un campus más, nos lo hacemos muy nuestro y estamos contentos de tener una contribución igual con el ayuntamiento, porque nos complementamos. Actualmente la UdL tiene instalación de investigación y servicios cientificotécnicos al servicio tantos de alumnos e investigadores como también de empresas. Tiene edificios singulares, como la planta piloto de tecnología de alimentos, el CAEM, donde revisan la autenticidad de obras de arte. Y ahora estamos instalando unas plantas piloto de energía. No sólo es tener estudiantes, sino mucho más.
José Antonio Bonet es desde hace un año el coordinador de transferencia entre el Parque y la Universidad, un cargo nuevo. El trabajo del día a día se nos come, y eso hace que a veces la relación estrecha con el Parque u otros centros no sea tan rápida ni eficiente como nos gustaría. El hecho de tener un coordinador nos facilita esta integración y nos recuerda con quién podemos colaborar y como aumentar la presencia de la Universidad al Parque. Al respecto, decir que los campus de la Universidad están dispersos por la ciudad, sin una continuidad física, y por lo tanto se tiene que buscar un nexo que nos ayude a encontrar la viabilidad entre las empresas y la Universidad.
¿Es positiva, esta figura? En un año hemos generado reuniones entre campus, encuentros con centros de trabajo y de investigación, y se empiezan a realizar proyectos en común y también a participar en convocatorias de proyectos.
¿Y las empresas, como se benefician de la investigación de la Universidad? Las empresas del territorio se pueden beneficiar de los conocimientos que generamos, pero el hecho de estar en el Parque hace que estas empresas sean un poco diferentes, ya que apuestan por la innovación y para colaborar con otros actores como centros de investigación o incluso con otras empresas, en una investigación abierta. La relación sirve no sólo para aprovechar el conocimiento que generamos, sino también para darnos ideas de hacia dónde nosotros tendríamos que seguir investigando.
Parece muy bonita, la relación entre el Parque y la UdL. Pongamos alguna pega. Siempre se pueden mejorar muchas cosas, yo creo que es importante que haya una mejora en el funcionamiento de las cosas, en el mantenimiento y en la inversión en nuevos proyectos de investigación. De nuevos proyectos destaco el Inno4Agro, que ha comportado habilitar el antiguo edificio de Capitanía del Parque, que será el AgrolivingLab. ¿Qué mejoraría yo? Los accesos al Parque. Creo que, a pesar de estar integrado con la ciudad, a veces puede parecer lejos. Los accesos no son lo bastante amigables y hacen que la conexión no sea tan fuerte como tendría que ser.
¿Cómo será la investigación del futuro? Será todo lo que nosotros queramos que sea, pero tenemos que tener en cuenta que ahora estamos en unos momentos extraños, ya que hay modificaciones en la ley de la ciencia y hay cambios en la reforma laboral. Y todo eso nos afecta mucho, por ejemplo con los tipos de contratos que tenemos con los investigadores. Ahora también hablamos mucho de los fondos Next Generation de la Unión Europea, que tienen unas prioridades que van sobre la digitalización y la sostenibilidad, y eso también influirá en cómo será la investigación del futuro y sobre qué investigaremos. Yo creo que tenemos que seguir investigando tal como lo estamos haciendo y potenciar lo que estamos haciendo bien. En Lleida tenemos investigación de alto nivel con mucho prestigio internacional y que es muy útil para el territorio. Y tenemos que seguir apostando y aportando fundes.
¿Y la atracción del talento? En el plan estratégico de la Universidad se quiere potenciar desde el talento sénior al talento más joven, y conseguir que los investigadores formen parte y representen la Universidad en los espacios de convocatorias competitivas y de prestigio. Y todavía más importante, hace falta fomentar la cultura de la valorización y de la transferencia de resultados entre investigadores, y hacer que la distancia entre investigación y empresas sea cada vez más corta.
¿A nivel económico, qué supone la investigación? El año 2020 la actividad en investigación en la UdL generó casi 16 millones de euros, recogidos especialmente de convocatorias a nivel europeo y estatal. De estos, 3,6 millones llegaron por contratos de transferencia de conocimiento con empresas e instituciones. Por lo tanto, incluso con términos económicos, la actividad de investigación es muy importante dentro de la Universidad. Sin embargo necesitamos más fondo para la investigación.