¿App de correo con forma de carta o botón de guardar con forma de disquete antiguo? Es el esqueumorfismo
Hace unos días leía un comentario en redes que decía que muchos iconos digitales que utilizamos en nuestro día a día hacen referencia a elementos que, o ya no utilizamos o que directamente ya no forman parte de nuestras vidas. Un ejemplo: en los productos de ofimática, como Word, concretamente cuando nos disponemos a guardar el documento. El icono que tenemos que apretar tiene la forma de un disquete de memoria, de aquellos que hace más de dos décadas que dejaron de estar entre nosotros.
Se trata eso de un concepto real, el esqueumorfismo, una técnica de diseño en que un objeto conserva ornamentos que eran necesarios en los objetos originales. Dicho de otra manera, representar digitalmente un objeto con elementos que eran necesarios en el objeto físico que el digital sustituye. El mundo digital está lleno de esqueumorfismos.
Por ejemplo, cuando queremos abrir una aplicación de notas a nuestro teléfono móvil abrimos una aplicación que tiene forma de bloc de notas, a menudo con espirales. Cuando hacemos una fotografía solemos oír un ruido que nos transporta directamente al ruido que hacían las antiguas cámaras de retratar. En el caso de las cámaras de fotografía, esta simbología no sólo afecta a los sonidos, sino que una aplicación tan utilizada como Instagram incluye a su logotipo el frontal de una antigua cámara analógica. Y podríamos seguir así hasta no acabar nunca, con evocaciones constantes del pasado, quizás por hacer la tecnología más amable, más sincera y próxima a nosotros.
El icono de Gmail es un sobre de carta, la aplicación de radio es una radio física y antigua, con su antena y su dial para cambiar de frecuencia, y el icono de WhatsApp es un teléfono que sólo recordarán los más veteranos de casa, parecida al aparato telefónico de dial y cerámica. Pero los esqueumorfismos corren el riesgo de, en algún momento, perder la estela generacional.
Nos tenemos que preguntar si los jóvenes nacidos a la primera década de los 2000 y que hoy cursan la escuela o el instituto saben qué representa un icono de un disquete. Es como si nuestra generación se encontrara, al guardar un documento a Word, un símbolo de la imprenta de Gutenberg.