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Boomerismo Il·lustrado: Doom y Doom II, brutalidad mítica, perfecta y aterradora

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Doom i Doom II: brutalitat mítica, perfecta i aterradora

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El año 1993 nacía, en un garaje norteamericano –por qué nos gusta tanto que las cosas nazcan en un garaje?–, un videojuego de tiros en primera persona y en tres dimensiones que entonces poca gente podía imaginar que marcaría un antes y un después, y que se convirtiría en uno de los videojuegos más míticos e históricos. Todavía hoy Doom tiene la capacidad de hacernos pasar terror, y si no lo creéis intentad jugarlo con cascos y en una habitación oscura. Los culpables de haber parido esta salvajada fueron John Carmack y John Romero (que hace un cameo al final del juego), de ID Software. Aparte de la brutalidad y terror, Doom fue uno de los primeros videojuegos en falso 3D (era un juego en dos dimensiones simulando las tres). Doom tuvo tanto éxito que un año después aparecía Doom II, la secuela, con más armas y más bichos feos por matar.

Doom generó un universo a su alrededor. Por una parte, los millares de jugadores creando niveles y modificaciones. De otra, los trucos que permitían mejoras para ir superando pantallas sin tener que sudar tanta tinta. Y, finalmente, los programadores que intentaban jugar al Doom en cualquier cosa, desde un cajero automático, cámaras de fotografías o impresoras.

El argumento de Doom no es brillante –un marine abre un portal en el infierno y tiene que matar cosas– pero sí que lo son las armas y la jugabilidad. Y también la brutalidad, como la de exterminar bestias a golpe de motosierra, o partirlos por la mitad a golpe de escopeta de doble cañón. En Doom no hay piedad. O matas o te matan. Eso hizo que Doom fuera señalado injustamente en los tiroteos de la época en escuelas de los EE.UU., como los de Columbine.

Otro aspecto en que Doom y Doom II son brillantes es en su banda sonora, en un momento de auge de tarjetas Midi Sound Blaster, la música imitaba temas del grunge y del metal de la época. Música grave y oscura que acompaña a la perfección el videojuego, junto con los ruidos terroríficos de la respiración de las bestias.

A todo eso, aplaudimos un comentario en un foro que dice que “todo el mundo tendría que jugar una vez a la vida a Doom” y otro que dice que “después de jugar a muchos juegos modernos volví a Doom, y ahora ya es mi preferido”.

El éxito de Doom inició una carrera frenética de juegos de disparos, como Quake, Half-Life, Unreal, o los más recientes Medal of Honour o, incluso, Fortnite.

Actualmente, si sois usuarios de PC podréis comprar una versión actualizada de Doom y Doom II a un precio muy económico y con modificaciones creadas por usuarios. Entregad las armas, ID Software y Bethesda (actual distribuidora), porque Doom ya no es vuestro, sino del pueblo. Años después aparecieron nuevos Doom, (el 3 y el Eterno, y su infame película), adaptados a los nuevos tiempos y a los cuales, como buenos boomers, ni los hemos jugado. Como tiene que ser. No nos interesa la modernidad. ¡Viva Doom y Doom II!

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