Gabriel Anzaldi, de Eurecat: "Reindustrialización quiere decir progreso y bienestar social”

Hace pocas semanas se celebró en Barcelona el primer Congreso Eurecat, una primera edición que ponía énfasis, bajo el lema “El futuro de nuestra industria”, en el debate y la aportación de ideas en base a tres pilares fundamentales: la reindustrialización, la sostenibilidad y la inteligencia artificial. Un primer apunte: la innovación industrial como elemento clave para la competitividad y el bienestar de Cataluña. Hablamos con Gabriel Anzaldi, gerente de Eurecat Lleida y director de Desarrollo Cientificotecnològic de Eurecat.

Gabriel, empecemos por casa. ¿Cómo estamos en Eurecat Lleida? Ha sido un año muy bueno, seguimos avanzando, hemos iniciado nuevos proyectos colaborando con muchas nuevas empresas, que hemos sumado a los muchos que ya llevamos desde de Eurecat. Y no sólo eso, sino que además hemos ampliado el abanico de proyectos en los campos del turismo, la sostenibilidad o la biotecnología, que se suman, a lo que hacemos habitualmente, basado en Inteligencia Artificial (IA) y robótica, entre otros.

Conocimiento para las empresas. Eurecat es un centro tecnológico y nuestra razón de ser es que las tecnologías avanzadas lleguen a la empresa, y que las apliquen y los ofrezca una ventaja competitiva.

¿Y en términos de personal? Retenemos talento y captamos de nuevo con desafíos tecnológicos que abordan en equipo. Es un reclamo que gusta y atrae mucho. Tenemos estabilizada una plantilla de unas 40 personas muy especializadas, y eso nos convierte en un agente del territorio muy reconocido.

Vayamos al Congreso Eurecat. Explícanos. Para nosotros fue muy importante, ya que es el primero que hacemos, también con participación de Lleida. Nos permite generar un espacio de discusión y debate, incluso transgresor en tres aspectos importantes, en clave de país: reindustrialización, sostenibilidad e IA.

Hablemos de estas tres ramas, pero antes me gustaría poder definir el significado de reindustrialización. Significa volver a traer una actividad industrial al territorio. Recuperar la competitividad industrial y generar empleo y crecimiento económico Poder relocalizar empresas, capacidades productivas e industriales que con la globalización se marcharon a lugares donde la producción era más barata.

Que vuelvan las empresas, pero no sé si es fácil, por alguna cosa se marcharon. Como política industrial fue un error. Ahora, que vuelvan no quiere decir que no se tenga que seguir produciendo a fuera, pero lo que hace falta es una estrategia más equilibrada, que denominamos multilocalización. Fortalecer la industrialización local con valor añadido. Para atraer, hay elementos clave como la innovación, la colaboración publicoprivada y proyectos y visión estratégica a largo plazo.

Eso suena un poco al proteccionismo que últimamente tanto se ha dado en potencias como los Estados Unidos. Trump hizo bandera frente a China. Son políticas diferentes. De una deslocalización errónea no podemos pasar a un proteccionismo como el mencionado, hace falta una estrategia más equilibrada. No es una cosa u otra, sino tener claros los ámbitos tecnológicos prioritarios y generar un equilibrio entre producción local y externa. Como decía, hacia la multilocalización y que cada territorio defina sus ámbitos productivos. En Lleida este ejercicio se hace con la agrobioeconomia, aplicada al ámbito agroalimentario. ¡Somos punteros en todo el mundo!

¿Qué aporta, esta reindustrialización? La industria –y por lo tanto la reindustrialización– es tractora del bienestar social y progreso. Más todavía si se integra con la sostenibilidad, que tiene que estar ligada a la tecnología y a la innovación.

¿Reindustrialización es también atacar el despoblamiento? También. No sólo afecta cuándo las industrias se marchan a otros países, sino que también pasa cuando se mueven unos pocos kilómetros, hacia una urbe mayor, y eso afecta a la demografía de las poblaciones, huérfanos de industria. Hay que buscar un equilibrio territorial, y aquí la política industrial tiene mucho que ver.

Sostenibilidad, segunda rama del Congreso. Hay un pensamiento global que dice que, mientras desde Europa se promueven límites y leyes medioambientales, en otros lugares van a lo ancho. Que grandes potencias tengan políticas industriales agresivas no nos tiene que condicionar nuestro comportamiento y convicciones en este sentido. Quiero decir que por mucho que el vecino lo haga mal, nosotros tenemos que seguir haciéndolo bien.

¿Entonces lo hacen mal? No es exactamente así. China es la primera productora de energías renovables, por ejemplo. Pero sí que es cierto que el planeta, con este ritmo, no dará mucho más de sí. Tenemos que seguir reduciendo emisiones y ser más sostenibles. Países que en un primer momento no eran tan sensibles con estos temas, ahora ven que implica salud y bienestar, y ya hace días que tienden hacia el cambio.

¿La sostenibilidad es sólo medioambiental? La sostenibilidad es un concepto que incluye el medio ambiente, la economía y la sociedad. En Eurecat tenemos muy interiorizada porque nacimos con una cultura de integración y colaboración abierta, y es una cosa que nos resulta muy natural. Lo llevamos al ADN y es un valor que nos diferencia.

¿Qué hacemos, con la sequía? Hay que hacer el ciclo del agua más circular. Desde Eurecat somos punteros en el despliegue de una visión basada en la hibridación de diferentes soluciones tecnológicas como tratamientos fisicoquímicos avanzados, biotecnología, desarrollo y uso de sensores y nuevos materiales.

Tercera rama del Congreso Eurecat: Inteligencia Artificial. ¿Hay temor, es infundado o no? Hay temor, y no diré que injustificado. Ahora se ha publicado la regulación europea, importante porque hay que ponerle límites. A mí, como tecnólogo, me gustaría ver una Europa que, en lugar de regular, desarrollara su propia IA, que no sea hostil para el ser humano. Más allá de la regulación, hará falta compromiso ético, para un diseño, desarrollo y uso responsable a todos los niveles.

Acabo. ¿Crees que veremos robots e inteligencias no humanas trabajando en la agricultura? A medio plazo lo veo complicado. Cada día vemos aplicaciones de robótica agraria que nos sorprenden, pero para el despliegue industrial todavía falta mucho. Habrá una incorporación lenta, y tendremos que buscar cómo nos complementamos con las herramientas que nos da la tecnología. Con el avance de la robótica, la IA y la biotecnología, tendremos nuevas formas de relación. No nos tenemos que cuestionar cómo ni cuándo nos sustituirán, sino cómo nos relacionaremos con ella.