REPORTAJE
Un repaso a los principales vendehúmos de la era de Internet y las redes sociales
¿Los jóvenes de casa os han pedido recientemente que les aumentéis la paga porque tienen un negocio entre manos que es seguro? ¿Os ha abierto en Instagram un amigo que hace días que no veis preguntándoos si no estáis cansados de trabajar y que ahora tenéis la oportunidad de ser vuestros propios jefes? ¿O habéis visto recientemente a una persona que os dice que os puede cambiar la vida y que podréis ser millonarios trabajando media hora al día viajando por todo el mundo? Si os ha pasado alguna cosa de estas, sed bienvenidos a los mundo de los vendedores de humo, los vendehúmos.
O –supuestamente– estafadores. Llamémoslo queramos. Hoy el capítulo central de Vint-i-dos trata de esto, de todos aquellos que, aprovechando la discreción, el anonimato y la poca regulación alrededor de Internet, han dado un paso adelante en lo que respecta a sus intenciones de ganar dinero a costa, claro, de los demás. Normalmente los demás podemos pensar que son los más pobres, culturalmente hablando, o aquellos más expuestos en las redes en un momento formativo de su vida, pero cualquiera de nosotros podemos ser los siguientes en caer.
Ganar dinero rápidamente, tener coches de alta gama, vender productos muy caros comprados a bajo coste o llevar un alto tren de vida son algunos de los reclamos que se utilizan para atraer la atención de aquellos que acabarán comprando cursos sin contenido, comprando monedas virtuales sin tener ni idea de cómo funcionan, o llenando el garaje de los padres de productos de muy mala calidad esperando venderlos más adelante (espóiler: no ocurre). Así que aproveche estos días de fiestas que tendrá a sus hijos, nietos y sobrinos por casa, amorosos y más receptivos por la bonhomía de Navidad, y hágales entrega, de forma disimulada, de estas cuatro páginas, que recogen todas aquellas – supuestas– estafas que se habrán encontrado de cara últimamente.
¿Qué es un vendehúmos?
Aquel que promociona cosas de forma exagerada o engañosa para impresionar a los demás de ganarse su confianza, pero sin ningún tipo de prueba real. Es decir, alguien que desea vender algo que no cumple con las expectativas reales. E Internet es una selva respaldada por estos personajes (que curiosamente suelen ser siempre señores). Algunos de estos vendehúmos tienen relación directa con conceptos como dropshipping, criptomonedas, NFT, cursos online, academias, formaciones y retiros espirituales. Para todos los gustos.
El dropshipping: una realidad escondida
El dropshipping es una modalidad de venta de productos que ha hecho furor en Internet en los últimos años y que, aunque algunos se han ganado la vida con ello, un gran porcentaje de personas ha perdido grandes cantidades de dinero. El dropshipping es una metodología en la que el dropshipper (intermediario) crea una página de venta de productos de muy baja calidad, a menudo fabricados en China.
Su único trabajo es el de generar técnicas de marketing agresivo para impactar a miles de personas, para mirar que compren. Una vez alguien compra, lo hace a través de este dropshipper, que hace de intermediario entre el comprador y una empresa, normalmente china, que vende este producto 20, 30 o 50 veces más barato, y que es la encargada también hacer el envío del producto, lo que puede alargarlo varias semanas.
Los vendehúmos vinculados al mundo del dropshipping realizan cursos de formación, donde las expectativas suelen ser reclamos como generar ingresos pasivos de forma rápida y fácil, prometiendo muchos beneficios en poco tiempo. Estos cursos suelen ser caros, en plataformas digitales con cientos de personas que buscan las mismas promesas. Normalmente estos cursos no ofrecen trucos ni contenido de calidad, y suelen crear asociaciones con productos de muy baja calidad, incluso perjudiciales para las personas. Todo sea por vender y sacar el máximo beneficio posible.
Criptomonedas y las comunidades de compra
Ha tenido uno de los grandes auges de los últimos años, creciendo de forma exponencial en conocimiento popular, inversores, y, como no podía ser de otra forma, estafas. Al ser un mundo extremadamente complicado de entender, y con un alto porcentaje de usuarios sin ningún tipo de conocimiento, los espabilados huelen sangre. Y dinero. Como en el caso anterior, las promesas tienen que ver con ganancias millonarias en muy poco tiempo. Los vendehúmos, que normalmente ofrecen cursos, formaciones y estrategias conjuntas, suelen presentarse en vídeos gráficos falseados, narrativa emocional, trucos y secretos (que no existen) para convencer a los inexpertos y futuros inversores para invertir en tal moneda.
Una de las fórmulas utilizadas por tales vendehúmos y –supuestamente– estafadores es el llamado pump and dump, que consiste en crear grandes comunidades en plataformas sin regulación como Telegram para proponerles que compren tal o cual criptomoneda en un momento determinado, con la promesa de que ésta crecerá mucho valor. Su jugada es que previamente han comprado de forma masiva esta criptomoneda a un precio muy bajo. Y entonces, cuando gracias a la compra masiva del resto de la comunidad aumenta su precio, los –supuestos– estafadores la venden al precio más alto, por lo que ganan dinero gracias a que los demás lo han perdido.
El único que gana es el estafador. A veces también se hacen llamar emprendedores. Es decir, se trata de hinchar artificialmente una criptomoneda para que pierdan todos menos ellos. Lo más grande de este caso es que utilizan gente joven –los llamados criptobros– para enganchar y engañar a muchos de sus iguales. Aquellos 50, 100, o 500 euros de los padres o abuelos.
NFTs: Vender lo que no vale nada
En cuanto a los NFT, esa forma de vender piezas de arte digital vía blockchain, muchos de los vendehúmos han vendido contenido NFT que no tiene ningún valor real. Lo vienen con la intención de que algún día lo tenga, cosa que no tiene mucha pinta que pueda llegar a pasar. La falta de regulación y de transparencia, en ambos casos de las criptomonedas y de los NFT, es la niebla de humo necesaria para los espabilados que huelen el dinero fácil y la estafa.
Es más, en estos ámbitos pueden verse tácticas de phishing para la obtención de información confidencial de los usuarios, como claves privadas, frases de recuperación o cuentas de redes sociales. Ha ocurrido en muchos intercambios de criptomonedas, donde piratas informáticos han logrado robar los fondos monetarios en plataformas mal protegidas o directamente en carteras falsas.
Academias fake y de dudosa calidad
Otra seta a tener en cuenta cuando hablamos de vendehúmos e Internet: los cursos de formación, trainings y academias tanto exclusivas como inexistentes. Lo ofrecen a precios elevados, asegurando contar “secretos” para llegar al éxito (que es ganar dinero). Normalmente, estos cursillos no tienen contenido sustancial y práctico, dejando a los compradores con poco más que promesas vacías. Si esto no fuera suficiente, estas formaciones, que se hacen llamar Universidades o Másters, utilizan a menudo planes de compensación para sus alumnos, basados en vender los cursos de la academia para conseguir un porcentaje importante de comisión. Alguno va más allá y utiliza los sistemas Ponzi, es decir, esquemas piramidales.
Sobre el caso de las criptomonedas y cursos de formación recomiendo fervorosamente ver los reportajes de Carlos Tamayo en Youtube vinculados a IM Academy o MundoCrypto.
Gurus de todo tipo y de todos los ámbitos
Cuando alcanzan cierto estatus los vendehúmos se convierten en gurús, candidatos a –posibles– estafadores y con gran cantidad de seguidores. Y ahí los ámbitos no van exclusivamente en términos de tecnología, sino en cualquier otro ámbito de nuestra vida. Van desde los cursos para aprender idiomas a los gurús newage que promueven retiros espirituales con sustancias extrañas, relacionados con estafas piramidales como La flor de la abundancia. O quienes hablan de la gestión empresarial o de la gestión de las personas. La discusión de la década pasada sobre si Amway o Herbalife eran estafas piramidales –no responderé la pregunta– se ha trasladado al mundo digital, y ahora hay cientos de supuestos gurús en el punto de mira de muchos especialistas que les señalan como posibles estafadores .
La clave: ser cauto
Los vendehúmos utilizan un neuromarketing más que estudiado para que, repitiendo parámetros, números, secuencias de palabras y conceptos, como si fueran hipnotizadores, nuestra mente tienda a la compra en caliente. Date prisa, últimas plazas, ahora es el momento, sé tu propio jefe resuenan en rojo para engancharnos en una trampa mortal en la que, si no vigilamos, tenemos muchos números de perder -mucho- dinero. Aprendizaje, cautela y una investigación antes de dar ningún paso. Recordar que nadie regala duros a cuatro pesetas y que, oh sorpresa, quienes vemos haciéndose fotos con un Maserati en Instagram en realidad ni tienen ni tendrán nunca un Maserati.