Crónica de una muerte anunciada: adiós al Catvers, el metaverso catalán
Al principio del 2022 se anunció la creación del Catvers, la apuesta catalana para tener presencia al metaverso. Lo presentaba el entonces consejero de Políticas Digitales y Territorio Jordi Puigneró, con unas gafas ortopédicas de realidad virtual que difícilmente nunca más se habrá vuelto a poner.
Era, entonces, el concepto de moda. Hoy ya no. Era entonces el concepto por el cual Zuckerberg cambiaba el nombre de su conglomerado decadente Facebook a Meta e invertía 40.000 millones. Era el concepto por el cual NVidia y Microsoft también apostaban por ello. Y por el cual Apple trata de poner el pie con sus muy decepcionantes Vision Pro -sin decir que es realidad virtual-. También caerá. Era el concepto de moda donde no había nadie. Después de la expectativa, hype en nuevohablar, un usuario relataba la soledad al metaverso: “estoy solo. No hay nadie”.
La Generalitat, para subir al carro de la modernidad, quiso apostar por un mundo que nadie entendía, y que alguien ya debió intuir que sería fallido, pero donde había que estar, e invertir unos cuantos duros, 400.000 euros. Allí se tenía que potenciar el turismo, la cultura y las empresas del país, en catalán. Y dónde no hay nadie. Metáfora.
Lo creó el Centro de Blockchain de Catalunya (CBCat), en colaboración con la Generalitat y la Cámara de Barcelona.
Precisamente, aludiendo a una seguramente necesaria redefinición del Centro de Blockchain de Catalunya, acaban de anunciar un paro de su actividad que incluye, entre otros, el Catvers. Punto y final, pues, a un metaverso vacío, a una muerte anunciada.