Les asesorías ante el reto de la facturación electrónica obligatoria
Con las nuevas leyes Antifraude y Crea y Crece, los despachos profesionales tienen que adaptarse y ayudar a sus clientes en la transición
La reciente aprobación de la Ley Antifraude y la Ley Crea y Crece suponen cambios importantes en el sistema de facturación para empresas y autónomos. La primera obliga al uso de un software homologado para enviar a los registros de facturación en la Agencia Tributaria de forma automática e instantánea, mientras que la segunda exige la realización de facturas electrónicas entre empresas y la comunicación del estado de estas facturas.
Nuevo paradigma en la relación asesoría-cliente
Estos cambios rompen el modelo tradicional de comunicación entre cliente, asesoría y Administración. Ahora, la Administración tendrá una comunicación directa con las empresas y autónomos, generando cierta incertidumbre en los despachos profesionales sobre cómo afectará a eso a su relación con los clientes.
No obstante, esta situación también representa una oportunidad para las asesorías de revisar sus servicios y potenciar su papel de asesoramiento y consultoría. Aunque los nuevos sistemas de facturación faciliten la comunicación, los clientes seguirán necesitando el conocimiento experto de los despachos sobre las obligaciones fiscales y la gestión administrativa.
El papel clave de los despachos en este periodo de transición
En estos momentos previos a la obligatoriedad legal de la facturación electrónica, los despachos profesionales tienen una tarea crucial de difusión y formación. Tienen que aprovechar para asesorar a sus clientes sobre cómo adaptar sus negocios a la nueva normativa.
Además, es recomendable que las asesorías cuenten con recursos tecnológicos para ofrecer una solución completa a sus clientes. Idealmente, esta solución tendría que ser conocida por los trabajadores del despacho para poder dar un apoyo óptimo. Una conexión sencilla y automatizada entre el software de la asesoría y el del cliente mejorará la comunicación y evitará duplicidades y errores en la información.
Muchos despachos ya están trabajando en esta línea, acotando sus servicios, diferenciando entre asesoramiento y gestión, y mejorando el control sobre sus propios negocios. En definitiva, este es un momento clave para que los despachos profesionales sean promotores de buenas prácticas y facilitadores de una adaptación exitosa de sus clientes a las nuevas normativas.
La digitalización de la Administración
Esta transición hacia la facturación electrónica obligatoria se enmarca en un proceso más amplio de digitalización de la Administración pública. El objetivo es mejorar la eficiencia, reducir el fraude fiscal y facilitar el cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de empresas y ciudadanos.
Otras medidas en esta línea incluyen la implantación del sistema Cl@ve para la identificación y firma electrónica, el impulso de la Sede Electrónica como punto de acceso a los servicios telemáticos de la Administración, o la potenciación del uso de la notificación electrónica.
Beneficios a largo plazo
Aunque la transición hacia la facturación electrónica obligatoria pueda suponer algunos retos iniciales, a largo plazo se esperan importantes beneficios tanto para las empresas como para la Administración:
- Ahorro de costes en impresión, envío y almacenaje de facturas en papel
- Agilización de los procesos de facturación, cobro y pago
- Reducción de errores y mejora de la seguridad y la trazabilidad de las facturas
- Facilitación del cumplimiento de las obligaciones fiscales y la lucha contra el fraude
- Impulso de la digitalización y modernización del tejido empresarial
En conclusión, aunque el camino hacia la facturación electrónica obligatoria pueda parecer complejo, los beneficios a largo plazo son claros. Les asesorías tienen un papel fundamental al acompañar y guiar a sus clientes en esta transición, reforzando así su posición como socios estratégicos imprescindibles para las empresas.
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